segunda-feira, setembro 09, 2013

El FIN DEL FUTBOL II. BRIGADA TIFO O BARBARIE


Tifo es una palabra de origen italiana que denomina a la hinchada de un equipo de fútbol, y a sus componentes, los tifosis. Hoy en día se usa en castellano para denominar un mosaico creado por los aficionados y desplegado en las gradas de un estadio. Los creadores de los tifos suelen ser los mismos aficionados, acción con la que demuestran el amor por sus colores, aunque a veces los mismos clubes se encargan de financiarlos (Wikipedia).
En la grada baja del gol norte del Ramón Sánchez Pizjuán, se desarrolla la propia existencia de unos individuos organizados en sus inminentes y endogámicas relaciones, en su dimensión relacional. La Brigada Tifo, sección de los Biris Norte, ha puesto guapa la bombonera de Nervión durante algunos años cuando el Sevilla F.C saltaba al campo, haciendo de cada partido en casa una vivencia con pretensiones de ser `mágica` (Mágico Nervión es el nombre del sitio de internet), gracias a la exposición de sus tifos, que además de la magia procurada, simbolizan la entrega incondicional del hincha por su equipo. En este estadio de un club de futbol ya centenario, se dan relaciones entre sus miembros, los cuales pertenecen a muy diversas estructuras sociales y, sobre todo, se dan modos de relación muy antagónicos. Uno de estos encuentros fatídicos, el que tratamos aquí, es el que se da entre los Biris Norte, concretamente la brigada tifo, y el presidente del Sevilla F.C, José María del Nido.
Las disposiciones de ambas partes siempre han sido muy diferentes, pero hasta hace no mucho tiempo habían conseguido compartir el mismo ámbito repertorial y la misma pasión, el ser sevillistas. Pero paulatinamente, las facultades tanto del presidente como de la brigada tifo cada vez se han ido volviendo más antagónicas; si consideramos que ambos necesitan de autonomía para subsistir en el mismo ámbito repertorial, y como escribe Della Volpe, la autonomía no permite medias tintas ni gradaciones, no hay estadios relativos ni sistemas más o menos autónomos, la solución al conflicto ya estaba clara para las dos caras del mismo: perseverar en su ser o desaparecer. En realidad, con la noción de Maturana para los sistemas autopoieticos, el acoplamiento estructural por parte de la brigada tifo permitía la acumulación de determinadas irritaciones y la exclusión de otras, lo que posibilitaba bastante autonomía operativa de los hinchas dentro del organigrama del club, así como cooperación y acomodación al entorno. La brigada tifo organizaba la percepción y la acción que podían regir tanto los tifos como su comportamiento cotidiano, hasta que el Sevilla F.C, justo a partir del año de su centenario, ganó un par de Europa League consecutivas, una Copa del Rey, y consiguió por primera vez la clasificación para la Champion, la máxima competición continental. Esta subida de nivel significaba que Europa y las televisiones no solo iban a desembolsar un buen dinero en las arcas del club, sino que también iban a darle más popularidad al club, al mismo tiempo que el maldito `parne´ sembraría la discordia entre los diferentes integrantes del club. Es aquí donde los modos de relación enraizados en la existencia cotidiana de la Brigada tifo comienzan a resquebrajarse, sus competencias van dejando de poner en juego su elemento repertorial en el paisaje determinado donde esta brigada nació, en el contexto social, político y antropológico donde siempre realizó su ser.
En efecto, la Brigada tifo de los Biris Norte han visto como su autonomía se ha ido perdiendo, y con ella, la posibilidad de perseverar en lo que son, espectadores que animan sin cesar a su equipo de futbol, y sobre todo, adornar con sus creaciones el gol norte de su estadio.
"Soy albañil, trabajo de peón, soy de los Biris, súper campeón. Así mato yo el día a machota y a cincel. Esperando una jornada, ay Sevilla te seguiré, en lo alto de un andamio ay yo me financiaré."
Así se presentan algunos de estos aficionados en un flamenquito con el que quizás se desahogan de sus realidades, sobre todo si el arte sirve para ahogar las penas expresando el dolor, liberándolo y haciendo de la subjetividad apenada una música que desde el momento de su concreción ya se ha objetivado, descargando parte de la pena. Obviamente, de una condición social más baja que su presidente, es posible que las antipatías que hayan generado en este nacieran por motivos políticos. El carácter de la grada Biris Norte es antirracista y antifascista, aunque algunos de sus miembros puedan portar banderas políticas, aunque siempre de modo individual. Entre estas banderas o pancartas es normal ver al Che Guevara, por ejemplo. Y este ya debía ser un punto de antipatía con su oponente presidencial, ya que José María del Nido, fue un ex militante de Fuerza nueva; parece normal que las ideologías políticas de uno y otro sean un obstáculo para las buenas relaciones entre ellos. No obstante, el futbol es un deporte a veces tan absurdo, o casi siempre, porque todo va a depender del azar, de que la pelota entre en la portería rival, y el árbitro pite gol. A partir de que la pelotita entre saldrán expertos, reportajes, programas, queriendo analizar, explicar razones, causas y consecuencias, de un resultado que la mayoría de las veces depende del azar, de una situación aislada que cambia el sino de los acontecimientos. En esta tesitura, cuando la pelota no entraba en la portería rival los Biris en general eran muy necesarios tanto para el equipo como para el club, dejando de lado las diferencias de clase o políticas entre la hinchada y el presidente. Además, buenas debieran ser las relaciones entre todos los participantes de un club de futbol que, en principio, se desinteresa por la condición política de sus miembros. En 1905, el día que se fundó el Sevilla F.C. José Luis Gallego, el primer presidente pronunció que “Todos los hombres de cualquier nivel social, ideas religiosas o políticas tendrán aquí cabida…”. Esta frase, aun estando recogida en los estatutos del club, no fue óbice para que el actual presidente del club en 2008 respondiera a una pregunta sobre su posible politización del club “Yo soy sevillano, andaluz y español y el que no piense igual sobra aquí”.
Desde hacía unos años, el Sevilla FC paseaba por Europa la banderita española insertada en las mangas o en los cuellos de sus camisetas. Con la entrada en la Champions League el asunto se desbordó. La política de marketing del club, además de cada vez hacer mayor la banderita, sacaba un tercer uniforme, que es la que se usaría en los partidos fuera de casa, que no representaban a ningún sevillista, con colores como el azul, el naranja o el rosa, lo que para muchos seguidores supuso la representación del dinero, hacer cualquier cosa por vender camisetas `aunque te mees en los colores del club´, lo cual no es cosa solo del SFC, sino del futbol moderno. Por ese motivo, comenzaron a sacarse pancartas en las gradas con mensajes que decían ´nuestra camiseta es roja y blanca`, ´vergüenza rosa. No marketing´ y otras. En vez de atender la voz de sus seguidores, el departamento de marketing del club, acompañado con la suerte de cara al gol que le daba la razón absoluta ante parte de la afición, aumentaba las ventas de camisetas, en las cuales las reseñas españolistas se hacían cada vez más visibles, incluso haciendo parte del diseño general de las equipaciones. El colmo fue cuando en la semifinal del segundo año de la conquista de la Europa League, el Sevilla se midió al Osasuna de Pamplona, equipo navarro cuya parte organizada de la afición es afín a Euskal Herria, pero que curiosamente está hermanada con los Biris norte. El partido de vuelta fue en Sevilla, y el club, al comprar la entrada, los socios también tenían que comprarla, regalaba una bandera de España con el escudo del Sevilla. La intención no era otra que la de provocar a una afición, que en contrapartida se comportaba bien con los sevillistas, provocación que en realidad afectaba mas a los propios andaluces que ya estaban hartos de que se les representara como otra cosa que no fuera exclusivamente sevillistas, como por ejemplo con el rojo y amarillo de la bandera de España que no representaba al SFC, cuyos únicos colores son el rojiblanco. Dentro de la heterogeneidad de los hinchas, esta españolización del club se veía como un insulto con una clara intención de politizar el sevillismo, como una españolización del Sevilla F.C.
A este factor estético, hay que sumarle el que las entradas para los partidos y los carnets de temporada aumentaron escandalosamente, siendo más caros que el resto de los clubes de España, incluso en ciudades donde las rentas eran mayores que en el sur, como en Valencia o Madrid. Esto condujo a que parte de los aficionados que siempre habían dado la cara por su club, incluso en los recientes anos de travesía por la segunda división, cuando las gradas estaban más vacías que llenas, cuando la pelota no entraba, no solo se vieron privado de la posibilidad de ver a su equipo en directo, sino que también perdieron su antigüedad al no poder renovar el carnet por causa del aumento. Este hecho no es exclusivo del SFC, y ya es común en el futbol moderno, donde importa más el dinero de las televisiones que ver un estadio vacio. Una accion protesta a este respecto fue cuando un partido de un sabado se retraso media hora, comenzaria a las diez y media, porque ese mismo dia las televisiones pudierna centrarse en retransmitir el postpartido del Barcelona-Real Madrid que empezaba a las ocho. La intencion de la liga era que todo el mundo, incluido los sevillano, pudieran ver el derbi nacional, sin importarle el propio partido de su equipo. Copiada de un encuentro en Suiza, la accion consistio en que, tras el pitido inicial del arbitro, se lanzaron desde el Gol Norte al cesped cientos de pelotas de tenis que obligaron a detener el juego durante algunos minutos, lo que retrasaria en cadena el resto de la programacion en el canal que se retransmitia el juego, a la vez que se sacaba una pancarta en la que se leia ´´Paren el partido, Mou sigue hablando. Las televisiones, ruina del futbol popular``
La Champions League trajo la discordia, en forma de abonos carísimos y la creciente instrumentalización del Club con fines políticos personales enfocados hacia una españolización del club. En las tiendas del club se comenzaban a vender ahora pulseritas y camisetas de España, directamente, y los Biris, que aun albañiles, tomaban conciencia de la manipulación a la que estaban siendo sometidos todos los aficionados sevillistas. Los Biris supieron aprovechar tácticamente su espacio privilegiado, el gol norte, para manifestar su desagrado con las medidas del club. Aprovechando los partidos como local, con un estadio que solía registrar una buena entrada cuando la pelota aun estaba entrando, las protestas contra la directiva ahora adornaban el gol norte, y lo peor, eran captadas por fotógrafos y televisiones. Se hicieron encuestas en los aledaños del estadio, con la tentativa de promover un referéndum contra la politización del club, y esto debió mosquear significativamente a José María del Nido. El grupo reducido que pertenecían a la Brigada, además de hacer tifos, eran una parte muy activa en otros temas, a destacar el de la protesta. Parecía claro que mientras la pelota entraba, el club deportiva y económicamente crecía, y que para los directivos no era más que un grano en el culo que un grupo reducido de personas intentara guardar y respetar unos ideales del club, mientras gran parte del sevillismo idolatraba al presidente. La critica llegaba a través de las pancartas, y a través de los fanzines que se sacaban cada domingo que había partido en casa, con la intención de que en época de vacas gordas no se perdiera la autenticidad ni la humildad (en un partido importante se saco un tifo que decía eso, ``humildad``) del Sevilla FC.
Hasta la temporada 2007-2008 la Brigada Tifo disponía de un cuartillo en las galerías del estadio, donde podían no solo guardar el material con el que hacer los tifos, sino hallar espacio suficiente como para poder trabajar con las telas, extendiéndolas sobre el suelo con vistas a convertirse en gigantescos mosaicos que adornarían por unos segundos la grada norte del Pizjuán. Famosos en el mundo entero entre los grupos organizados, algunos de estos tifos llevaban semanas en su realización. Primero, de forma muy natural, entre los miembros se delibera cual sería el tema. En principio, este tema puede ser condicionado por la presencia del rival en cuestión; justamente, los tifos suelen hacerse en los derbis y partidos más importantes. Pero con las tensiones la realización de las facultades propias de la brigada tifo iba menguando. Con la excusa de una ley anti-violencia venida de Europa y no respetada por ningún club, Del Nido echó a la Brigada tifo del cuartillo del que disponían en el estadio, y les cerró una pequeña tienda dentro del mismo donde vendían pegatinas, bufandas, fotos o cds con las músicas y los himnos de cada domingo, como la música del albañil, con la que, por tanto, además de ahogar las penas también se sacaban unas pelas para comprar pinturas, telas, y demás materiales.
Los de la Brigada tifo tuvieron que exiliarse a una nave industrial, con su correspondiente alquiler, conviviendo con otros gastos y otras muchas más trabas puestas por la directiva de su propio club con vistas a que no se desarrollasen en su actividad, la de animar hasta quedarse roncos y la adornar su casa cuando el equipo de sus amores saltaba al campo. Acerca del valor del trabajo, se recoge aquí el que le da Agnus Heller a una actividad donde hay una relación de intercambio entre el productor y el capital que no existía en Los Biris, ya que estos trabajaban en el Sevilla por el amor a sus colores, dando un valor fuera del mercado a su actividad; los discos y pegatinas tienen un valor exclusivo de subsistencia, no está basado en un modelo de producción capitalista, más bien es un modelo simple, muy cercano a otro modo de producción, el domestico, donde “No desear es no carecer``. El trabajo de tantas horas se realizaba gratis, en realidad, nadie lo había exigido, y para ser felices, bastaba con que el trabajo realizado saliera como todos lo habían pensado, que hubiera dado un color especial al gol norte, aunque fuera por unos segundos, para ver que el sevillismo se sintiera especial, engrandeciendo el nombre del grupo y del club. Para algunos miembros de la Brigada Tifo, el haber alquilado un local externo fue un gran error, que a la postre acabaría con la vida del grupo. La libertad y la autonomía estaban en juego, sí, pero la protesta habría de haberse radicalizado, luchando por algo más que por autonomía, ya que ellos se consideraban una especie de empleados de un escudo, sin salario, por supuesto, pero empleados de una historia y no de una institución o una sociedad deportiva.
Tratados como delincuentes, los registros absurdos a la Brigada tifo se iban intensificando, impidiéndoles que entraran en el estadio con las pancartas pintadas con tanto amor. La represión policial aumentaba, y un domingo lució una pancarta que expresaba el repudio a tal represión (´´No a la represión policial´´, tampoco era nada del otro mundo). Los antidisturbios entraron en escena y sacaron del estadio a los cuatro o cinco que sostenían o andaban cerca de dicha pancarta. El partido había acabado de comenzar, y como era habitual, los canticos no paraban y contagiaban al resto del estadio. Entonces, unos cien de los Biris que se percataron de la situación, en solidaridad acompañaron a los detenidos afuera del estadio, y el Sánchez Pizjuán vivió un silencio inusual durante el resto de los primeros 45 minutos de partido. Tal fue la influencia que ejercía el centenar que salió del estadio, que las treinta mil personas restantes no sabían ni como comenzar a cantar. Los hinchas, tranquilamente escoltados, se sentaron en la terraza del bar de encuentro habitual, hasta que la directiva de su propio club telefoneó a la policía en el descanso, pidiéndoles que los dejaran o convencieran a entrar a todos de vuelta al estadio, incluidos los de la pancarta, pues el silencio sepulcral que había vivido Nervión había enrarecido tanto el ambiente, que ni se recordaba la última vez que el estadio había sido tan frio como en esa primer parte del encuentro.

Las protestas han sido una constante en un enrarecimiento de las relaciones entre los Biris, y dentro de ellos la Brigada Tifo, y el presidente del SFC junto a su junta directiva. Pero sobre todo, fue una frase al final de la temporada 2011/2012, ``Limpieza total del club, desde el palco hasta la plantilla``, la que hizo que el vaso rebosara. Ahora la pelota no entraba, y parte de la afición empezó a apoyar a los Biris, (ay, esa afición soberana), cuando los canticos contra el palco ya no procedían solo de una sola parte del estadio: ``el ano que viene, súbeme el carnet``, ``Del Nido vete ya``, eran algunos de los canticos que se podían escuchar durante los últimos partidos de esa liga. Pero los tifos ya hacía tiempo que brillaban por su ausencia.
Y entramos en la parte de la historia donde se radicaliza todo. Un momento puntual es en la pretemporada de la 2012/2013, en un partido amistoso entre Rota-Sevilla FC, tras unos incidentes, el presidente Del Nido forma un espectáculo delante de las cámaras ¡Son unos hijos de puta! ¡Yo me mataba con ellos! y otros improperios. Desde este momento se criminaliza al grupo por parte del club, con abonos diferentes al resto de los aficionados. Los carnets no llevan fotos desde hace anos, pero ahora los del Gol Norte si, no pudiéndose prestar a nadie el mismo, con muchos requisitos para entrar en el estadio, con múltiples cacheos, y lo peor, la construcción de una valla en la grada baja del gol norte que convierte a esta en una jaula, además de otros tratos discriminatorios. El grupo se organiza e inicia una campana en la cual se sacan comunicados, se acude a la junta de accionistas, se crean canticos en contra de Del Nido, se llena la ciudad de pegatinas en las que se lee ``Del Nido a prisión, los Biris a Nervión``, y lo más doloroso para todos, se inicia una huelga indefinida de animación que deja al Sánchez Pizjuán irreconocible casi la temporada entera hasta que no se quiten las medidas represoras, y se organiza una actividad para que la ciudad amanezca con pancartas colgadas por numerosos puntos importantes con el mismo slogan ``Del Nido a prisión``. Se hacen concentraciones y manifestaciones los días de los partidos, donde se visten camisetas con el reclamo ``Sosdeputa, me mataba con ellos``, ironizando con el presidente, y se reparten panfletos donde se expone el pasado violento y fascista del presidente (Abogado de entre otros, los ex-alcaldes de Marbella, Jesús Gil y Julián Muñoz, con este último se encuentra Del Nido imputado desde 2004 por delitos continuados de tráfico de influencias, malversación de fondos y prevaricación. La diferencia entre Muñoz y Del Nido es que mientras los huesos del ex alcalde dieron en la cárcel, el influyente abogado aun no ha cumplido ni un solo día de la condena a siete años y medio de prisión en que se quedaron los 30 años que le llegó a pedir la Fiscalía Anticorrupción. ¿Tan poderoso es el futbol que es más fácil que un alcalde de un pueblo poderoso entre antes en prisión que el presidente de un equipo de futbol profesional? El próximo 18 de septiembre su condena será revisada). Los partidos fuera de casa se aprovechan para hacer campaña contra él, ``Una pasión sin ánimo de lucro``, y en algunos estadios donde juega el Sevilla se requisan pancartas de apoyo a los Biris, de grupos incluso enemigos que se solidarizan con la causa. Pero cuando llega el partido contra el eterno rival, el Betis, Del Nido se ve contra la espada y la pared ¿Cómo iba a ser el derbi sin los Biris, en casa, y con unos pocos centenares de la afición rival adueñándose del estadio con sus canticos? Se baja los pantalones, y ruega al grupo organizado que entre en el estadio, con la promesa de revisar las medidas discriminatorias…. Pero el conflicto sigue hasta hoy, aunque la Brigada tifo ya había quedado absorbida por las imposibilidades a la hora de ejecutar sus facultades. El conflicto ahora era entre los Biris y Del Nido, y pocos recordaran a la pequeña brigada como un grupo independiente que vistió durante unos anos al Sánchez Pizjuán con las mejores galas de su historia.
Por parte de la Brigada tifo, ya estaban aniquiladas las disposiciones y facultades de sus miembros, de manera irreversible se acabaron los tifos y se acabó la magia en la grada baja del gol norte del Pizjuán. Las mañanas, tardes y noches tirados por los suelos del estadio con una brocha en la mano, lejos de novias, mujeres y familias, trabajos y estudios, solo por pasar el tiempo con unos amigos unidos por una misma pasión, habían terminado.

Um comentário:

  1. Del Nido lleva poco más de un año en prisión, a 05/05 tenemos la declaración de guerra por parte de los máximos estamentos: los del Estado y los de la Federación de Fútbol a través de
    Cardenal "Los Biris acabarán siendo expulsados del fútbol"
    Tebas "Los Biris perjudican mucho al Sevilla; esto va a acabar con un cierre parcial del estadio"

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