quarta-feira, janeiro 26, 2011

Corbatas y delantales



La Avenida Paulista en Sao Paulo es uno de los corazones económicos de Sudamérica. Diferentes clases sociales se mueven por ella, o trabajan juntas en los mismos edificios u oficinas. Lejos de las encuestas y débiles estadísticas a las que la antropología pueda llegar, quiero basarme en las ropas o uniformes de los diferentes grupos que se encuentran en un núcleo comercial gigantesco a partir de un despacho de abogados, bien por buscar el todo a partir del particular, o bien por hablar mucho de poco, mas con el fin de mostrar una diferencia racial y social bien disimulada. Los uniformes de trabajo de estos brasileños reflejan las situaciones sociales y culturales de cada uno. Hay que decir que si bien llegan a distinguir ese hecho sin necesidad de ningún agente externo, se muestran indiferentes en la mayoría de los casos ante los enormes efectos socio culturales de dichos hechos.
Por mi condición de extranjero y dado el carácter curioso de los brasileños, mi presencia, a veces, es objeto de su particular acogida; por ejemplo preguntan sobre el clima del lugar de origen y si es hombre, casi inmediatamente me preguntaran si soy del Real Madrid o Barcelona, y cúal es mi equipo en Brasil. Esta curiosa disposición a compartir siempre se antoja agradable.
Englobemos en dos grupos a la mayoría de los protagonistas del bufete de abogados, que ocupa tres departamentos comerciales del mismo edificio. Corbatas y Delantales son sus nombres. Los bamana de Mali me han ayudado a convercerme de que corbatas y delantales son una cultura expresiva siempre y cuando atraigan mi atención y dirijan mis pensamientos.
Unas cuestiones previas que se me vienen siempre a la cabeza son ¿Se trabaja mejor por llevar corbata? ¿Qué objetivo estético procura si no conlleva ningún rendimiento? ¿Es una convención social inventada por otros “corbatas” para demonstrar que se pertenece al mismo club? ¿Es la primera subordinación tener que trabajar con corbata durante diez horas sentado en frente de un ordenador? La única razón pragmática sobre su uso que pienso que existe es la de marcar la diferencia. Más tarde, comprobaré que en el restaurante para los “corbatas” la mayoría de los camareros son de color, y por supuesto, ningún cliente de color. En el restaurante popular veo gente de color, pero para mi sorpresa hay siempre varios “corbatas”, lo cual quiere decir que esos no deben ganar o tener tanto dinero, es decir, sus trabajos no deben de ser bien pagados y/o tal vez sus estudios son más básicos. De hecho algunos de esos “corbatas” son pardos.
Está claro que los abogados usan trajes y corbatas. Al igual que ellos, banqueros, administrativos... Por “corbata” etiquetamos a aquéllos que tienen los trabajos mejores pagados, a los que han accedido a ellos porque tenían dinero para pagar una universidad, casi siempre privada y cara, y por lo tanto forman parte de la clase pudiente; incluyo a las mujeres de estos oficios dentro del término “corbatas”, aun sin usarlas, porque sus estatus, ropas y consecuentes actitudes, denotan la supremacía social sobre otras. La corbata posee una gran fuerza coercitiva dentro del colectivo que se pasea por esta avenida empresarial. La llevan tanto el jefe como los becarios, aunque para los más jóvenes es más placentero al comienzo porque su uso les diferencia como privilegiados estudiosos, les hace pertenecer a la burguesía, que aquí concentra la gran parte de la brasileña, les otorga un estatus laboral con un alto poder adquisitivo. No habría nada de malo en esto si no fuera porque la corbata implica hegemonía silenciosa, con sus desvíos de las realidades y sus injusticias civiles. Los hechos muestran los principios que me obligan a generalizar y decir que todos los “corbatas” de este análisis comparativo dan prioridad a su labor profesional dentro de sus vidas, pero que cuando son becarios, es decir, jovenes, y se encuentran dentro de una clase de español, se quitan la corbata por un momento y se repiensan sus futuros.
Algunas cosas que todos los Corbatas de la oficina tienen en común: que son blancos, todos de descendencia europea, italiana, española y portuguesa mayoritariamente, tambien hay una austriaca, y añadir que, a pesar de que en esta oficina no haya ninguno, los descendientes de japoneses que se ven por la Paulista, que también son muchos, son casi siempre “corbatas”. Los chinos, coreanos y otros asiáticos, abundantes en la metrópolis, generalmente no participan de estos grupos; que casi todos son nacidos en Sao Paulo ciudad o estado; que su equipo de futbol es el Sao Paulo F.C; que han estudiado en Universidades privadas y caras; sus parejas son de su misma clase social y étnica; vienen a trabajar en coche; entre sus pertenencias diferenciadas menciono apartamentos o casas en grandes y lujosos condominios, casa de campo o en la playa; sus salarios van desde los 700 Euros de los becarios hasta los 2000 de un abogado licenciado que no supera los treinta años; suelen viajar en sus vacaciones y conocen otros países, es más, han vivido y les gustaría mudarse a Estados unidos o Europa porque no encuentran seguro Brasil; hablan otras lenguas; son católicos aunque pasan de la religión; odian a Lula.
En el otro lado tenemos los Delantales. Aquí metemos también a los dos sexos; no obstante, si entre los corbatas es posible ver a más mujeres que hombres dentro de un despacho, entre los delantales las ocupaciones están bien definidas para cada sexo. Las mujeres son limpiadoras, y se encargan de servir agua, café, zumos o galletas a los clientes que hacen reuniones o videoconferencias en las distintas salas. Por supuesto al profesor de español también se le ofrece, aunque éste prefiere tomarse el café junto a los Delantales en la pequeña cocina del último piso, ya que hay los delantales se encuentran más cómodos para hablar de cualquier cosa. Las mujeres también suelen cumplir la función de secretarias, pero normalmente sólo en la recepción del edificio. La de los pisos o de los abogados hay que separarlas del grupo porque no entran dentro de las generalidades de los Delantales. Los hombres Delantales trabajan como porteros o en mantenimiento. Pero aquí encontramos una curiosidad: los porteros de los edificios comerciales llevan traje y corbatas. Hay una diferencia étnica retumbante si recordamos que no había ningún abogado negro, mientras que no hay un portero que no lo sea. Aún más, es difícil ver a un portero blanco, o rubio, aunque esto es más probable que ver a un negro con corbata. Fuera de la oficina también los Delantales trabajan como camareros, motomensajeros, barrenderos, taxistas, en definitiva, todas las ocupaciones que ofrecen servicio y consumo. Antes de comentar algunas generalidades de los Delantales se debe mencionar a los pardos, una etnia de la cual casi el 40% de los brasileños dice formar parte, y no es más que la mixtura entre blanco, indio y negro. Pues bien, los Delantales son negros o pardos; la mayoría nacieron en otros estados de Brasil, principalmente del nordeste o Minas Gerais; ellos no van a hablar de sus antepasados, es obvio que serían esclavos. Es normal que un brasileño aporte su descendencia cuando se trata de un Corbata, pero no de un Delantal; su equipo de fútbol suele ser el Corinthians como que se considera el equipo del pueblo; no tienen estudios universitarios, y muchos apenas si saben leer o escribir poco más que su nombre correctamente; tienen que coger dos autobuses, trenes y metro para venir a trabajar, pudiendo tardar más de dos horas en cada viaje; sus salarios van desde los 150 euros hasta los 350 los más afortunados, que son pocos; no han salido nunca de Brasil, pero dicen que tampoco quieren vivir en otro país, que ellos están muy a gusto; no conocen ni otros estados, y sólo viajan una vez cada 10 ó 15 años a Pernambuco o Ceará a visitar sus familiares; sólo hablan portugues, y son señalados porque lo hablan mal, aunque los Corbatas suelen cometer los mismos errores y, a veces, hasta les gusta hablar como ellos; son evangélicos, cardesistas o espíritas, y son fieles a sus religiones; aman a Lula.
Estas son las realidades sociales y culturales básicas de la sociedad brasileña en Sao Paulo. Por supuesto que están llenas de excepciones, y que las diferencias y similitudes entre los grupos son motivos para un analisis más exhaustivo. Me quedo con señalar como la sociedad plural y el multiculturalismo se confunden en la vida de este país ejemplo de convivencia.