sábado, novembro 22, 2014

Sobre Reyes Magos y supernovas ( del profesor de filosofía de la ciencia)

Daniel Peñas, el sempiterno profesor de Geografía e Historia del instituto de bachillerato Enrique Godínez, iba notando un ruído cada vez más fuerte según se aproximaba a la temible clase de 4.º D. «¿Qué estarán haciendo ahora estos cafres?», se preguntaba resignado. Para sorpresa suya, al entrar en el aula no halló como otras veces pendencieros cuerpos restregándose por el suelo en singular pelea, ni atarantados bailaores practicando el zapateado encima de los pupitres, ni osados artilleros arrojando andanadas de tizas hacia las trincheras del enemigo. Los treinta y tantos alumnos de la clase estaban casi todos sentados, no necesariamente en sus sitios, y el estruendo se debía nada más que a lo acalorado de su discusión.
—¡Buenos días, chicos! —saludó el profesor—. ¿Qué es eso tan ameno que os traéis entre lenguas?
No todos lo habían oído llegar, y algunos ni siquiera escucharon su voz al saludar.
—Hola, Daniel —respondieron los que estaban colocados mirando hacia la puerta del aula.
—Hola, profe.
—¡Hoooola a todos! —volvió a saludar Daniel, el Peñazo por mote notorio, subiendo varios puntos el volumen de su propio sonido.
—Buenos días, profe.
—¡Ah, hola! —saludaron por fin los demás.
—¿Cuál era el tema de la discusión? Hacía mucho tiempo que no os veía debatir tan civilizadamente y sin guardas jurados vigilando. Y con esa pasión...
—Hablábamos de los Reyes Magos —dijo Sandra, una de las niñas que habían actuado como pajes de Baltasar—. ¿Me vio en la cabalgata, profe?
—Por supuesto que te vi, y a Maite también. Estabais preciosas.
—Gracias, Daniel —dijo Maite, sentada en una de las primeras mesas.
—¿Y qué discutíais, a quién le han traído los mejores regalos?
El profesor sintió crecer en su estómago el temor a que la controversia que acababa de interrumpir se estuviera centrando en el tema caliente de la semana: la erótica aventura del vicealcalde y la concejal. En previsión de que los estudiantes se negaran a cambiar de tema, trazó en su mente en unas décimas de segundo un pequeño argumentario sobre la libertad individual, la responsabilidad política, la libertad de prensa, el derecho al honor y otros cuantos conceptos relacionados, con el que poder montar, si el auditorio ponía un poquitín de su parte, un bonito e instructivo debate. Mas, para su sorpresa, el objeto de la discusión no tenía nada que ver con aquello.
—¿Viste el Oráculo galáctico del otro día? —le preguntó un alumno.
—Me temo que no.
—Pues hablábamos de eso.
—De lo que se decía en el programa —aclaró Sonia, una de las que discutían en tono más vehemente.
—Ah. Y el tema eran los Reyes Magos, supongo.
—¡Premio!
—¿Y de verdad que el tema da para discutir tan acaloradamente?
—Claro, profe. Es que hay un montón de teorías.
—¿Teorías sobre los Reyes Magos, queréis decir?
—A ver.
—¿Y cuáles son esas teorías?
—¿Pero usted cree en los Reyes Magos? —preguntó Jorge, uno de los alumnos más intrépidos de la clase, recostándose en su silla hasta casi hacerla caer.
—¡A su edad...! —apostilló Carmela, que no le iba a la zaga a su compañero en cuanto a osadía.
—Pues claro. ¿Cómo no voy a creer en los Reyes Magos si los Reyes Magos somos los padres y yo soy padre? —Risas en toda la clase.
—¡Y Germán Campohermoso también es un rey mago! —gritó Usmán, un chaval nigeriano, de piel oscura como el carbón—. ¡Y es igualito de negro que yo! —Risas mucho más fuertes.
«¡Que no salga ese tema, que no salga ese tema...!», rogó Daniel para sus adentros, y tuvo suerte: enseguida volvieron al asunto que parecía excitarles más aquella mañana.
—Lo que queremos decir —aclaró Carmela— es si usted cree que los Reyes Magos existieron de verdad.
—Antes de responderos, me gustaría saber qué pensáis vosotros y qué se dijo en el Oráculo galáctico, ese programa infame que tanto os gusta ver.
Los alumnos empezaron a mirarse los unos a los otros. Ese era el momento más delicado de cualquier intento de debate, cuando, a pesar de que era obvio que todo el mundo tenía opiniones y contraopiniones, ninguno se atrevía a ser el primero en manifestarlas. Daniel Peñas sabía con qué alumnos podía conseguir, gracias a una levísima presión, que la discusión comenzara, o en este caso recomenzara, pero prefería que fueran los chavales quienes lo hicieran espontáneamente. Aquella vez tuvo suerte.
—Yo sí creo que existieron —dijo Luismi—. Lo dice la Biblia.
—A ver, ¿y quiénes más creéis que fueron seres de carne y hueso?
Casi toda la clase levantó la mano. Carmela, Usmán y Andrea fueron los únicos que, contando el período de dudas antes de alzar los brazos, quedaron al final en la facción de los escépticos.
—Entonces, si prácticamente todos estáis de acuerdo en que los Reyes Magos fueron reales, ¿de qué discutíais? ¿O es que ibais todos contra tres?
—No —aclaró Jorge—. Lo que discutíamos era lo de la estrella.
—¡Ah, la estrella!
—Y también discutíamos si eran reyes o no —agregó Pablo.
—¿Y algo más?
—Si eran tres —dijo Sandra.
—Y si eran astrólogos —añadió Sonia.
—Y si Jesús era un extraterrestre. —Risas de nuevo.
—Bueno, bueno, vamos por partes. Empecemos por el asunto de la estrella, que parece que era lo principal. ¿Qué pensáis vosotros que era?
—¡Un ovni! —gritó Isaac, el mismo que se había referido a la cuestión de si Jesús era un ser de otro planeta.
—¿Y por qué sería un ovni?
—Es que es lo único que puede ser. Los Reyes Magos fueron siguiendo a la estrella, y la estrella iba de acá para allá, y se paró encima de una casa, bueno, de un portal. Las estrellas de verdad están demasiado altas como para señalar un sitio.
—Muy buena explicación, sí señor.
—Pero podía ser un cometa —dijo Pablo—. Los cometas tienen cola y apuntan en una dirección.
—Pero dijeron en el Oráculo que la cola de los cometas siempre señala hacia el sol —se defendió Isaac, apuntando con su brazo hacia los ventanales—. Bueno, en realidad el cometa señala hacia el sol, y la cola está en dirección contraria, no sé si me explico. Si quiere lo dibujo, profe.
—Por supuesto.
Isaac salió a la pizarra y dibujó un gran círculo en cuyo interior escribió «sol». Luego añadió un pequeño punto a la derecha y varias líneas saliendo de él en dirección contraria al sol.
—La cola del cometa son partículas de hielo. El viento solar las despega del cometa. Y como el viento solar sale del sol, la cola del cometa siempre está en la otra dirección. Da igual hacia dónde se mueva el cometa. Además, los cometas van muy despacio, no se paran de golpe encima de una casa.
—Muy bien, Isaac.
El chico volvió a su mesa, enrojecido por los aplausos que le dedicaron sus compañeros.
—Así que un cometa es difícil que fuera. ¿Qué más posibilidades hay?
—Una supernova —dijo Abigaíl.
—¿Y eso qué es?
—Es una estrella que explota de repente —explicó Jorge.
—¿Es lo mismo que una nova?
Los alumnos se miraron unos a otros con cara de signo de interrogación.
—Yo creo que solo se distinguen en si brillan más o menos —sugirió Pablo.
—Creo que sí —dijo el profesor—. Bien, ¿y qué pasa con la supernova?
—Que tampoco puede ser —descartó nuevamente Isaac, agitando las manos—. Una supernova no es más que una estrella que antes no se veía y luego sí se ve, pero está siempre en el mismo sitio en el cielo, no se va moviendo, ni siquiera despacio, como los planetas o los cometas. Tampoco puede ir guiando a una caravana de camellos, ni se puede parar encima de una casa.
—Te lo tienes aprendido, ¿eh, Isaac?
—A ver si estudias igual todo lo demás.
—¡Qué gracioso!
—Venga, venga, chicos. Y si no era un cometa ni una supernova, ¿qué más podía ser?
—Una conjunción planetaria —dijo Maite.
—¿Y eso qué es exactamente?
—Pues que... —comenzó Isaac.
—Espera, deja que lo explique Maite.
—Pues consiste en que varios planetas se ponen juntos.
—¿Cómo que se ponen juntos?
—Sí. Es que los planetas no están quietos, como las estrellas.
—Pero yo las estrellas veo que no están quietas —indicó Daniel con cierta malicia—. En verano se ven unas y en invierno se ven otras. Y al anochecer se ven en un sitio, pero al amanecer están en otro lado.
—¡Ya, ya! —dijo Maite, extendiendo las manos abiertas delante de su cara—. A ver cómo lo explico. Las estrellas no se mueven, nos movemos nosotros. En cambio, los planetas se mueven de verdad.
—Pero eso no lo sabían en tiempos de Jesús.
—Lo que quiero decir es que las estrellas forman así como dibujos. Unas estrellas forman un león y aunque las veas en agosto o en enero, o a las doce de la noche o a las tres de la mañana, siguen haciendo el mismo dibujo.
—Solo que el dibujo estará en otro sitio —añadió Carmela.
—Exacto —dijo Maite—. Y esos dibujos son las constelaciones. Pero los planetas no, ellos se mueven. Unas veces están más cerca de una estrella, otras veces más lejos. Y cada cierto tiempo, dan una vuelta entera a las constelaciones.
—Ah, ya lo entiendo. ¿Y entonces qué decías que era una conjunción?
—Pues es cuando dos planetas, o tres, o los que sean, se juntan en el cielo. Como cada uno lleva una velocidad distinta, no se sabe cuándo se van a juntar.
—Sí que se sabe —dijo Isaac—. Es como los problemas que te ponen en Física: si un tren va a Sevilla a 500 kilómetros por hora...
—¡Hala, qué rápido! —exclamó Usmán con gesto de asombro.
—... y otro viene de Sevilla a 200 kilómetros por hora, ¿cuándo se cruzarán?
—Bueno, sí —reconoció Maite—. Claro que se puede saber cuándo van a juntarse los planetas. Los astrólogos saben a qué velocidad va cada uno, y con eso les vale. Por eso pueden hacer sus profecías. Lo que quería decir es que a veces se juntan en un sitio y otras en otro, y no tardan siempre lo mismo en volverse a juntar, y no es lo mismo que se junten dos o que se junten cuatro.
—Entonces, tal vez los Reyes Magos vieron una conjunción de planetas, o calcularon que iba a ocurrir, y dedujeron que eso señalaría el nacimiento de Jesús, ¿no?
—Exacto, profe, lo has pillado.
—Pero eso es una tontería —protestó Isaac—. Con los planetas pasa lo mismo que con los cometas y con las supernovas, que están allí arriba y tú los ves parados. Tienes que fijarte durante muchos días seguidos para verlos moverse. No van por el desierto guiando camellos, ni se quedan quietos encima de tu casa, pero no en la del vecino. Ni siquiera señalan un pueblo. Si tú te vas a Barcelona, ves las mismas estrellas y los mismos planetas que aquí, no puedes decir que este planeta está señalando a Madrid y no a Barcelona.
—¿Es eso verdad? ¿Qué pensáis los demás?
—¿Y por qué van a verse igual los planetas en Barcelona que en Madrid? —preguntó Abigaíl.
—¡¡¡Porque están la hostia de lejos!!!
—Cuidado con el lenguaje, Isaac.
—Es que es verdad. Estos no han mirado a las estrellas en su vida.
—Claro que hemos mirado —respondió Abigaíl con gesto de burla—. Y nos sabemos nuestro horóscopo.
—¡Pero no eres capaz de señalarme tu signo del zodiaco en el cielo! ¿A que no? Y tampoco eres capaz de decirme si un puntito en el cielo es una estrella o es un planeta.
—A ver, ¿cuántos sabríais distinguir un planeta de una estrella? —preguntó Daniel.
—¡Los planetas son redondos! —dijo Abigaíl.
—¡Puff! —exclamó Isaac, llevándose las manos a la cabeza—. Y las estrellas también, pero los dos están muy muy lejos, y desde aquí solo se ven como un puntito. Para ver los planetas redondos tienes que mirarlos con telescopio.
—¡Ah! Como yo los había visto en foto...
—¿Y cuántos sabríais identificar vuestra constelación en el firmamento?
Jorge levantó rápidamente la mano, pero la bajó en cuanto los demás le miraron.
—¡Es broma! —aclaró.
—Me lo temía: ninguno. En fin, una noche de estas, cuando ya no haga mucho frío, tendremos que organizar una sesión de astronomía. Quedamos, pues, en que una conjunción planetaria tampoco puede servir de faro para indicar una casa en particular, ¿no? Entonces, ¿qué posibilidades quedan?
—Pues que era un ovni.
—Sí, con extraterrestres conduciéndolo y todo. ¡No digas chorradas! —rio Jorge.
—Pues entonces, ¿qué? So listo.
—Pues podía ser un volcán, o un géiser, o un fuego de san Telmo, o un rebaño de luciérnagas.
—¡Anda ya! Pero eso no se ve desde Oriente; como mucho, lo ves a tres kilómetros. Y además, no hay volcanes en Israel.
—¿Qué es el fuego de san Telmo? —preguntó Pablo.
—Jorge...
—¡Yo qué sé! Son luces que se ven en un barco.
—Claro, un barco en medio de Belén.
—Bueno, deben ser un fenómeno eléctrico, como un rayo pequeño o algo así. Mira, eso también podían ser: rayos normales y corrientes.
La teoría de los rayos, contra la que no tenía ningún argumento demoledor a mano, pareció dejar callado a Isaac.
—Lo más probable en realidad es que fuera una conjunción de planetas —insistió Maite, cruzando los dos dedos índices extendidos—. La Biblia dice que los Reyes Magos habían visto una estrella y eso debe querer decir que eran astrólogos, y los astrólogos miran a los planetas. En aquellos tiempos, se pensaba que los planetas eran estrellas como las otras, solo que se movían. Así que cuando decían que habían visto una estrella, seguramente se referían a que habían visto algo en las estrellas que pensaban que anunciaba una cosa importante.
—¿Y los movimientos de la estrella de un lado para otro, señalando el camino y la casa?
—Eso es lo que explicaron el otro día en el Oráculo. El que escribió el Evangelio no entendía ni patata de astrología. A él le habían dicho que los Reyes Magos habían visto una estrella que les anunciaba que iba a nacer Jesús, y él se imaginó que la estrella se iba moviendo de un sitio para otro. Pero eso era porque no sabía cómo se mueven los planetas en realidad.
—¿Pero cómo va a escribir la Biblia uno tan ignorante? —preguntó Abigaíl, llevándose las manos a la cabeza.
—No lo va a saber todo.
—Pero Dios no escogería a uno así para escribir la Biblia. No le dejaría poner mentiras.
—¿Y si Dios no ha tenido nada que ver?
—¡¡¡Pero si es la Biblia!!! ¿Cómo no va a tener que ver?
—Bueno, chicos, vamos por partes; sigamos con el tema de la estrella. Luego discutiremos un poquito sobre quién escribió o dejó de escribir la Biblia. Maite, ¿qué más dijeron en el Oráculo?
—No me acuerdo bien de todo. Era muy complicado. Lo que sí recuerdo es que había una conjunción de Júpiter, Saturno y Mercurio justo delante de la salida del sol, y eso significaba el nacimiento de un rey. Y también era en una constelación que representaba al pueblo de Israel, o algo así.
—Y además —agregó Lucía— coincidía con el comienzo de la era de Piscis.
—¿Y eso qué quiere decir?
—Pues que las constelaciones no están quietas del todo, sino que van girando poco a poco con respecto al Sol, o que el Sol cada año se retrasa un poquito, y entonces la primavera empieza cuando el Sol está en una constelación distinta. La era de Piscis significa que la primavera empieza cuando el Sol entra en esa constelación. Pero el Sol tarda dos mil años en pasar de una constelación a otra, o sea, veinticuatro mil años en dar la vuelta completa a los doce signos del zodiaco. Piscis representa el cristianismo, porque los peces eran el símbolo de los cristianos.
—Así que los Reyes Magos eran astrólogos que adivinaron, estudiando las estrellas, que iba a nacer el rey de una nueva religión —sentenció Maite.
—¿Y no eran reyes?
—¡Claro que no!
—Pues si la Biblia dice que son reyes, serían reyes, ¿no? —protestó Abigaíl.
—Es que en realidad la Biblia dice que eran magos, pero no que fueran reyes —aclaró Daniel.
—¿Ah, sí? —se extrañó la chica.
—Eso también lo contaron en el Oráculo —dijo Isaac.
—Y tampoco dice que fueran tres. Dice que le hicieron tres regalos, pero podían ser catorce magos, vete tú a saber.
—Ni dice cómo se llamaban. Lo de que eran tres reyes y que se llamaban Melchor, Gaspar y Baltasar se inventó muchos siglos después —añadió Pablo.
—¡Pues vaya! —exclamó Abigaíl decepcionada.
—Y a lo mejor todos eran negros —sugirió Usmán, provocando fuertes carcajadas en toda la clase.
—¿Y tú qué piensas, profe?
—¿Qué pienso de qué?
—Pues de los Reyes, de la estrella, de todo.
—Yo estoy con Andrea, Carmela y Usmán.
—¡Bieeeen! —coreó la minoría.
—Me lo imaginaba —se lamentó Isaac—; el profe siempre haciendo de aguafiestas.
—Pero antes de explicar mis razones, me gustaría saber las de vosotros tres. A ver, Andrea, tú misma.
—Bah; porque la religión es una chorrada.
—¡Tú sí que no dices más que chorradas! —protestó Lucía.
—Todo eso no son más que historietas para tener engañada a la gente —continuó Andrea—. Igual que engañan a los niños pequeños diciéndoles que los que traen los regalos son los Reyes Magos, a los mayores también les toman el pelo con la historia de Jesús, de la estrella y de todas esas bobadas.
—¡No te consiento que digas que eso son bobadas! —siguió quejándose Lucía—. ¡Tú no tienes ni idea sobre la religión ni sobre nada!
—¡Pues anda que tú! —respondió la joven escéptica.
—¿Y tú, Carmela, qué opinas?
—Yo, lo mismo que Andrea.
—¿Y tú, Usmán?
El estudiante nigeriano se estiró en la silla y colocó sus manos detrás de la cabeza antes de responder.
—Como Jesús no es Dios, no tiene sentido que fuesen a adorarle como si fuera Dios. Es un cuento que se han inventado para hacer que Jesús parezca más importante de lo que es.
—¡Tú dices eso porque eres musulmán! —proclamó Lucía.
—Claro —asintió Usmán—. Y mi religión no dice tantas tonterías como la cristiana.
—¡Profe, no le deje que se meta con nosotros! —exigió la chica.
—Aquí estamos cada uno dando nuestra opinión; mientras no haya violencia ni insultos, no pasa nada.
—Pues le falta a usted explicar por qué no cree en los Reyes Magos —recordó Jorge.
—Está bien —concedió Daniel—. La principal razón es que los Magos aparecen solo en el Evangelio de Mateo. Ninguno de los otros tres evangelios (o sea, las biografías de Jesús) que contiene la Biblia, ni de los demás evangelios que se conocen y que no fueron incluidos en la Biblia, menciona a los Magos. Bueno, salvo uno, que yo sepa, el evangelio de Santiago.
—¿Es que hay más evangelios? —preguntó Abigaíl.
—Sí, unos cuantos más, que se sepa, y seguramente algunos otros de los que no nos ha llegado ninguna noticia.
—¿Y por qué no hay en la Biblia más que unos pocos? ¿Los otros cuentan lo mismo?
—Supongo que los líderes cristianos de los primeros siglos seleccionaron los que más les gustaban, los que eran más coherentes con lo que ellos creían sobre Jesús. De los demás evangelios conocidos algunos dicen cosas muy parecidas a los de la Biblia y otros dicen cosas muy diferentes. Pero lo más importante para nuestra discusión es que incluso los cuatro evangelios bíblicos, los de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, dicen algunas cosas bastante distintas entre sí.
—¿Cómo puede ser eso?
—Fijaos en la historia de la Navidad. Dos de los evangelios, el de Marcos, que es el más antiguo de los cuatro, y el de Juan, que es el más reciente, no dicen absolutamente nada sobre el nacimiento y la infancia de Cristo. Nada de nada. Sencillamente, no consideran que tenga la más mínima importancia. Pero la historia de los Magos, tal como la cuenta Mateo, es de lo más espectacular y, sobre todo, si hubiera sido verdad que el rey Herodes (que ese sí que era un rey, y está demostrado fuera de toda duda que existió) mandó matar a todos los niños pequeños nacidos en Belén cuando los Reyes Magos no cumplieron su trato y no volvieron para explicarle cómo encontrar a Jesús, si hubiera sido verdad todo eso, digo, ¿cómo va a olvidarse la gente de una cosa tan terrible, y cómo van a haber dejado, los otros tres evangelistas, de incluirlo en sus propias biografías de Jesús?
—Es verdad —comentó Pablo bajando y subiendo la cabeza—. El tío Herodes ese sí que era un asesino.
—Y de los grandes —siguió Daniel—. Pocos años antes de morir, ordenó matar a varios de sus propios hijos (que tenía muchos, pues también tenía varias mujeres), porque creía que estaban conspirando contra él, lo que por otro lado no era nada improbable. Pero la vida de Herodes el Grande está contada por otros historiadores, que no le describen precisamente como a una hermanita de la caridad, y en ningún sitio se cuenta que ordenara una matanza de bebés, lo cual, si hubiera sido verdad, les habría venido muy bien a esos historiadores para poner verde al pobre Herodes todavía un poco más.
—Pero eso no significa que no existieran los Reyes Magos, solo que lo de la matanza de los inocentes debe de ser una exageración.
—En todo caso, el hecho de que la visita de los Magos a Jesús, María y José no se mencione en ninguno de los otros evangelios es una razón muy poderosa para pensar que no sucedió. Sobre todo, el hecho de que no se mencione en el otro evangelio en el que sí se cuenta algo sobre el nacimiento de Jesús: el Evangelio de Lucas. Curiosamente, es en este otro evangelio donde se dice que José y María tuvieron que alojarse en un pesebre porque no encontraron posada...
—¡Claro, como era Navidad era temporada alta y estaba todo lleno! —bromeó Jorge.
—... Y también es ahí donde se cuenta que un ángel fue a avisar a los pastores de que había nacido el Salvador. Pero, en cambio, no se hace ni una sola mención a los Magos, ni a la estrella, ni a la matanza de niños inocentes, ni a la huida de María y José a Egipto para evitar esa matanza. Y lo más curioso: en el Evangelio de Mateo no se mencionan para nada los problemas de alojamiento de José y María en Belén, ni el nacimiento en un pesebre, ni los coros de ángeles anunciándolo, ni las oleadas de pastores adorando al niño. Es más, Mateo dice explícitamente que los reyes fueron a visitar a María y a José ¡a su casa en Belén!, no a una posada o a un establo. O sea, que los padres de Jesús vivían ya en Belén, no «fueron» a Belén. Y lo más divertido: los dos evangelios nos dan la genealogía de Jesús (curiosamente, a través de José, cuando por otro lado se supone que no era su padre verdadero), pero las dos listas de antepasados no es que sean diferentes, ¡es que no coinciden en ningún nombre, salvo en el de José!; ¡ni siquiera dan el mismo abuelo! Solo coinciden, obviamente, cuando se llega a los patriarcas (quiero decir Abraham, Noé, Adán, etcétera), porque esos nombres aparecen en el Antiguo Testamento y los han copiado de ahí, pero incluso en ese caso contienen discrepancias. Así que tenemos dos relatos sobre el nacimiento de Jesús, ¡y los dos relatos no se parecen en nada! Nada de lo que se cuenta en uno aparece en el otro. Salvo una cosa, curiosamente, y eso es lo que los hace más sospechosos.
—¿Qué cosa? —preguntó Abigaíl con gesto enojado.
—Que los dos dicen que Jesús nació en Belén, que es una ciudad de Judea, en el sur de Israel, aunque la mayor parte de su vida transcurrió en Nazaret, que era un pueblucho de Galilea, justo en el norte.
—¿Y por qué dices que eso es curioso?
—Porque en los evangelios se intenta demostrar que Jesús era el Mesías anunciado por los profetas judíos, y para ello procuran encajar cada uno de los hechos de la vida de Jesús con alguna de las supuestas predicciones del Antiguo Testamento sobre el Mesías. Y resulta que una de esas predicciones era que el Mesías iba a nacer en Belén, que era la ciudad natal del antiguo rey David.
—Pero Jesús no es el Mesías —declaró Usmán.
—¿Y tú qué sabes? —le increpó de nuevo Abigaíl.
—Si tú ni siquiera sabes lo que es un «mesías».
—¡Claro que lo sé, un mesías es un dios!
—Bueno, eso daría para otra discusión —continuó Daniel—. Pero, por resumir, cuando en la religión judía se hablaba de un «mesías» (que literalmente significa «ungido», o sea, «untado con aceite», y es lo mismo que significa en griego la palabra cristo), ellos pensaban más bien en una especie de general victorioso, que se enfrentaría en una batalla a las fuerzas mundiales del mal, al estilo de la batalla final de El señor de los anillos, y que instauraría un reino de paz y de justicia.
—¡O de justicia y bienestar! —sugirió Sandra, para regocijo de todos.
—En todo caso, los judíos pensaban en un guerrero, un caudillo militar. Pero los primeros cristianos se empeñaron en reinterpretar todas las alusiones que pudieron hallar al mesías en el Antiguo Testamento (incluso aquellas que no está claro sobre qué hablan) como si se refiriesen a Jesús. Eso dio lugar a varias consecuencias graciosas. Por ejemplo, en algún pasaje las Escrituras decían que el mesías nacería de una muchacha (¡claro, no va a nacer de un muchacho!), se entiende que quiere decir que su madre sería una mujer joven; pero en la traducción de la Biblia hebrea al griego, que era la versión que conocían los autores de los evangelios (que están escritos en griego, no en hebreo), la palabra hebrea muchacha se había traducido como párthenos, que en griego significa «chica joven», pero también significa «virgen», y entonces los evangelistas interpretaron que el mesías tenía que nacer de una virgen, y fijaos la que se lio a cuenta de una mala traducción. Aunque, en realidad, de muchos de los dioses antiguos también se decía que habían nacido de una madre virgen. Pero, en fin, volviendo al tema, otra de esas alusiones al mesías en el Antiguo Testamento era la de que nacería en Belén (imaginaos que fuera Sevilla), pero todos sabían que Jesús venía de Galilea (imaginaos que fuese una pequeña aldea de Lugo, de modo que Jesús fuera famoso entre otras cosas por tener un acento gallego muy cerrado). La gente diría «¡pero si este tipo es gallego!, ¿cómo nos cuentas la trola de que es sevillano de pura cepa?». Ante esta situación, lo más probable es que Mateo y Lucas, o quienesquiera que fuesen los autores de esos dos evangelios, se inventaran cada uno de ellos una trama para explicar cómo era posible eso de un gallego sevillano, o sea, un galileo nacido en Belén. Y naturalmente, como cada uno se la inventó sin saber lo que se estaba inventando el otro, las dos historias no se parecen en nada más que en lo que se tenían que parecer: que en los dos casos el nacimiento sucede en Belén. Es como si Jorge y Luismi hubieran planeado engañarme diciendo que ayer no pudieron venir a clase porque tuvieron que ir a visitar a alguien al hospital, pero no se hubieran tomado la molestia de ponerse de acuerdo en los detalles, y entonces, cuando yo, con mi famosa perspicacia, los interrogase por separado a los dos, cada uno me contaría una historia completamente distinta: ni sería el mismo amigo al que habían ido a ver, ni tendría la misma enfermedad en las dos historias, y ni siquiera estaría en el mismo hospital. Aunque, para ser justos, lo más probable es que no hayan sido los propios autores de esos evangelios quienes se inventaran los dos relatos tan diferentes y tan contradictorios sobre el nacimiento de Jesús, sino que cada uno debió de recoger historias que iba ya contando la gente, y que para entonces ya no se sabría ni siquiera quién se las había inventado.
—En el islam no tenemos esos problemas —se ufanó Usmán, cruzando las palmas de las manos por detrás de su nuca—. Todo el Corán lo recitó Mahoma palabra por palabra tal como se lo había dictado a él el arcángel Gabriel, no tuvo que ir preguntándoselo a la gente.
—Pero eso no significa que lo que dice el Corán sea verdad —protestó Carmela—. Mahoma también se pudo inventar montones de cosas, como Lucas y Mateo.
—Es cierto —dijo Daniel— que el Corán se escribió en un período de tiempo mucho más breve que la Biblia, pero, mientras que los estudiosos occidentales llevan dos siglos analizando la Biblia mediante el método científico, en el islam todavía no se ha hecho algo parecido con el Corán. En cualquier caso, el Corán también contiene muchas contradicciones internas. Ya hablaremos otro día de ello.
—¿Y qué pasa entonces con los Reyes Magos? —preguntó Maite.
—Pues, ¿qué va a pasar? Que está muy bien que nos sigan trayendo regalos todos los seis de enero. Nosotros sabemos que los Reyes Magos ni existen ahora ni existieron jamás... Pero lo que hace falta es que ellos no se enteren.


terça-feira, agosto 19, 2014

Amor


Quiero juntarme con mi mamá. Ya me junto con ella, gracias a la memoria. Encarna, te amo. Sé que voy al mismo lugar al que tú has ido, la duración. Vamos a ninguna parte. Tú ya sabes lo que significa ninguna parte: Todo. Todo es uno. Y ese uno, en su ser Encarna es amor.

sábado, agosto 16, 2014

Milky Chance - Stolen Dance (Alex Brandt's Saxual Edit)



The song concerns the narrator’s drug habit, and his separation from taking them, and his desire to take them once more.
http://rock.genius.com/Milky-chance-stolen-dance-lyrics#note-2797119

He managed to find drugs anyways, and he enjoys them. Drugs are too strong for him to let go. He wants to get back to them, and catch some time with them (the time that the people have stolen from them, when they took the drugs away)

"your heart is too strong anyway
We need to fetch back the time
They have stolen from us"

quarta-feira, agosto 13, 2014

VESTI LA GIUBBA (I Pagliacci - Ruggero Leoncavallo) - LUCIANO PAVAROTTI ...




Hola David

Permíteme acompañarte en el hilo, esta mañana me he hundido un poco en la falta de sentido, la que un materialismo aleatorio mal interpretado me puede llegar a causar si sigo pensando que los encuentros carecen de sentido, que la vida en sí misma carece de sentido, que la historia no tiene ningún sentido.

Gracias por tu comentario sobre Wittgenstein y los juegos del lenguajes, esclarece el estilo de Deleuze, y se nos hace necesario más que nunca en nuestra época, donde Hitler habla en nombre de la humanidad, o la democracia es la excusa perfecta para saltarse a la torera los derechos humanos, civiles, o sociales, en nombre de la libertad. Los conceptos están más que contaminados, y nos llevan al sinsentido.

Este curso no llego a leer "Lógica del sentido", pero "Rizoma" sí que lo he tanteado, y el "Diálogos" sigo degustándolo. "?Qué es la filosofía?" lo encaro porque es una de las lectura en la asignatura de Corrientes actuales II, y de este libro saco este párrafo:

"...el pensamiento, como tal, produce algo interesante, cuando accede al movimiento infinito que lo libera de lo verdadero como paradigma supuesto y reconquista un poder inmanente de creación."

Creo que a los posmodernos se les critica mucho su hastío por la "verdad", algo que Alain Badiou va a intentar reintegrar con su "Manifiesto de la filosofía". Tal vez esta lectura, corta, fácil de leer y de encontrar gratis en la red, te sirve de ayuda a tu inquietud, pero que los profesores nos indiquen mejor. No sé hasta que punto Deleuze deja aquí de ser postmoderno, y se acerca a Badiou en reconocer la verdad. Badiou escribe que la verdad se da en el matema, en el poema, en la invención política, y en el amor. Si se dan estas cuatro determinaciones, se da la filosofía. En Grecia se dieron, pero Deleuze escribe que las tres características que "remitían la filosofía a la ciudad griega eran la sociedad de amigos, la mesa de inmanencia y las opiniones que se enfrentaban". Creo que Deleuze mantuvo algunas disputas con Badiou, aunque no sé si estas giraron en torno a la posibilidad de la verdad y del sentido. Lo que me parece entender en ambos autores es que coinciden en recuperar al denostado platonismo que desde Nietzsche se ha intentado revertir. Badiou solo quiere dar un paso más adelante, no rechaza de raíz la tradición que comienza con Descartes, y Deleuze trata la comprensión intuitiva, no conceptual pero desde los conceptos, presuponiéndola en un plano de inmanencia: ? es esto también un paso más adelante?

Bueno David, propone salir del plano de confortabilidad, quizás entiendo que se habrá de sustituir por el plano de inmanencia que, a su vez, Deleuze propone, uno que no opera con conceptos, uno donde pensar es un ejercicio peligroso (H. Arendt no atisba el pensar sin ser peligroso), uno donde el filósofo puede encontrar algún sentido desde el caos:

"El caos caotiza, y deshace en el infinito toda consistencia. El problema de la filosofía es de adquirir una consistencia, sin perder el infinito en el cual el pensamiento se sumerge". (La traducción es mía de una edición en portugés del "?Qué es la filosofía?" )

Perdón por la intromisión, saludos

Aguirre, la cólera de Dios, habla a sus hombres.



" Yo soy el mayor traidor; no debe haber ninguno más que yo"


Pd; La comunidad perdida versus la sociedad
"Nada se ha perdido, pues; y por ello nada está perdido. Los que andan perdidos solo somos nosotros mismos, nosotros sobre quienes el "vínculo social" (las relaciones, la comunicación), nuestro invento, recae pesademente como la red de una trampa económica, técnica, política, cultural. Enredados en sus mallas, nos forjamos el fantasma de la comunidad perdida".
Jean Luc Nancy, La comunidad inoperante, página 23.

Willard (1971) - Complete



Devenir rata.

Pero en Willard hay un estilo, talvez porque Willard sea uno de esos de los que se dice que "no tienen estilo". Esta película está hecha en una especie de lengua extranjera, entre otras, la de las ratas. Devenir rata. ?Y las ratas, qué devienen?
Esto es diferente de querer reducir a alguien a una rata, como lo desea Paquita la del barrio. https://www.youtube.com/watch?v=9obV__MFMaY
No quiero imaginar en lo que la pobre Paquita deviene...
?Qué es lo que estamos deviniendo? El pasado y el futuro de la revolución no es tan importante como el devenir-revolucionario. ?alguien ha olido a los flujos conjugándose, ha tocado los bloques de devenires que están pasando, y que con el pasar definen a las máquinas abstractas o cuerpos sin órganos? El deseo, bajo estos regímenes de signos, llega a su punto álgido ante la silueta del nuevo sujeto ético-político-estético. ?Eso, o la barbarie? No creo que estemos en otra que no sea esa, ante la visión de la máquina de guerra.... Qué importa la objeción, qué importa la pregunta, qué importa la palabra....
Al final, estas cosas son imperceptibles, como las ratas de Willard, como el propio Willard cuando deviene rata. Con Paquita no se deviene minoría, no puede haber ninguna potencialidad revolucionaria en sus insultos, solo el llanto de una mayoría que se define numericamente.

FILME : Il gattopardo (1963) de Luchino Visconti



Gatopardismo

"Nosotros somos leopardos y leones, quienes tomarán nuestro lugar serán hienas y chacales. Pero los leones, leopardos y ovejas seguiremos considerándonos como la sal de la tierra."

"Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie".
"¿Y ahora qué sucederá? ¡Bah! Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado".
"…una de esas batallas que se libran para que todo siga como está".
Giuseppe Tomasi di Lampedusa

quarta-feira, agosto 06, 2014

Comité Spinozista: Sobre el fetichismo de la simbología y otras oscur...

Comité Spinozista: Sobre el fetichismo de la simbología y otras oscur...: Existe una cierta tendencia en cierta izquierda del ámbito comunista (sobre todo en los últimos tiempos de crisis, y quien sabe si por...

segunda-feira, agosto 04, 2014

sismógrafo

El día del juicio final siempre está llegando. Insertados en el tercer imaginario socio político, se avecina el terremoto. Por qué los humanos del 2014 no llevan ya un aplicativo en sus celulares que les haga sentir el temblor de la tierra?

Antes, se contentarán con el sismógrafo geológico, y sus simulacros de movimiento. Soy el sismógrafo que siente el temblor y el inminente terremoto socio político al que somos vomitados

sexta-feira, agosto 01, 2014

Jafra-Palestinian Folk Songs




Uno no debiera quedarse impasible, sino agitar la cólera de Dios. La acción, urgente; el ritmo, que no decaiga, para que las canciones no se olviden... Las canciones cantadas por los palestinos rondan en la órbita de la libertad, del deseo, de la imaginación que brilla en el libre juego de las facultades. Sin embargo, este mundo se estrella una y otra vez contra Gaza. La matanza requiere justo un concepto: escondido, este no se deja encontrar.Por un momento los tuvimos, pero nos faltaba el plano de consistencia en el que dichos conceptos hubieran de interpretarse.

El Gran Sujeto de la Modernidad impone su fe en el progreso histórico, pero la cultura acaba mostrando sus propias lagunas a partir de lo que hay, siempre medido lo que hay por la posible nada del infierno moral. El Gran Sujeto se deconstruye, en evolución a-paralela con su misma continuidad; llega la hora del nuevo sujeto ético-estético-político, el cual reconstruyendo al Gran Sujeto de la razón occidental, se entenderá a sí mismo como sujeto-objeto que no puede separarse del yo sensible, del yo puedo y del yo quiero". Ansiedad de decir la injusticia: niños de Gaza.

Significado y existencia, concepto central de cierta "hermenéutica del sujeto". La pregunta, tal vez la fundamental, "Cuál es el significado de mi existencia?", Es una pregunta exclusiva de la cabeza filosófica? Ojalá que sí lo fuera, ya enmarcada en la vida cotidiana, individuos cuyas cabezas fueran filosóficas: "Podemos preguntarnos por el sentido del mundo porque participamos de él".

Preguntarnos no solo por el ente, sino por su sentido. !Qué pregunta más traicionera! De acuerdo, cada uno de nosotros habrá de ser el mayor de los traidores. Hacerse cargo de la pregunta fundamental porque es la única que nos otorga la vida auténtica; atreverse con la pregunta fundamental es el único modo de comprender su respuesta: el comprender formando parte del ser-en-el-mundo.

El mundo de la cháchara, la vida inauténtica, ha sometido a la mayoría hasta convertirlos en una panda de enterados. El poder de la información que planea sobre el estado del bienestar, el mismo poder al fin y al cabo de las multinacionales que han acabado de raíz con algunas soberanías populares y sigue su camino implacable, este poder económico-informacional consigue que la opinión "informada" corra globalmente a favor de sus propios intereses, creando un mundo donde hay buenos y malos al más puro estilo Disney. La verdad de los hechos cada vez es más inaccesible, y ante el relativismo de cada individuo, apesumbrado este ante el semejante despropósito que la información causa, se entrega a la imagen, que como droga virtual mucho más poderosa que cualquier cocaina, lo condena al ridículo mundo de su propio yo, interpretación mediatizada y manipulada incapaz de someterse a la mirada del otro dado que supone una amenaza para su libertad. Las dos miradas se congelan, la del uno y la del otro. La vida de los otros se colapsa en los discursos sobre los demás, dentro de una convivencia infernal que obliga al uno y al otro a estar juntos. La imagen lo puede todo; va eliminando el esfuerzo intelectual, y en su lugar, Occidente ha colocado a la cultura, la alta cultura que tumbada en el sofá, comodona, cree haber recibido ciencia infusa. La misma que por no ponerse en cuestión, acabó en el holocausto judío, ante, y en el palestino, ahora. El esfuerzo intelectual eliminado por la imagen fácil y decadente, pretende tornarse liberador. Pensar es peligroso, mas sin peligro no se alcanza la mayoría de edad, no se aproxima la emancipación cultural del individuo que, por fin, se atreviera a pensar por sí mismo.

El pensar por sí mismo sobre sí mismo bien que pudiera sonar a vueltas con el yo trascendental, o con cualquier forma de idealismo que parta de un sujeto entendido en la forma de un cogito que se separa del objeto al que hace referencia. Tal escisión se intenta suturar desde la fenomenología, sobre todo la que se continúa gracias a los propios fenomenólogos desleales; entre ellos, aquellos que han escogido el rodeo por las obras lingüísticas para comprenderse a sí mismos. La RÜCKFRAGE por el sentido, es la pregunta preferida para adentrarse en el proceso reflexivo de la comprensión de sí. Tal aventura solo es posible si se desea al significado, si se desea alcanzar el ser del yo, aquel héroe, que frente al sinsentido, actúa y narra el triunfo del sentido.

Solo los héroes, como aquel que, en virtud de una decisión voluntaria, se aparta de los patrones establecidos para llevar a efecto una posibilidad ideal de la realidad, solo estos, se reapropian del sentido a través de la dialéctica explicación-comprensión. Aunque en Ricoeur, el sujeto es el punto de partida y el punto de llegada, un yo puedo y un yo quiero que reflexiona, grita: Niños de Gaza, !he bombardeado la ciudad del otro y he matado a mis propios tres hijos!

(No conozco al palestino que lleva en sus brazos a su hijo recien muerto. No conozco al israelí que ha encendido la mecha del cañón que ha destrozado una escuela de refugiados de la mismísima ONU, tan joven y tan podrida; un poquito, solo podría conocer al palestino, al israelí, al español... no obstante,estos límites que marcan el Estado, la Nación y la ciudadanía ya resultan excesivamente amplios como para poder por un rato calzar los zapatos de un palestino, un israelí, o un español, a fin de realizar su camino, sobre una tierra a la que se le ha llamado un día "santa". )


Gracias a Mª Carmen López Sáenz, Corrientes actuales de la filosofía I, Antonio Sánchez,"La experiencia del mal en la sociedad de consumo", a Deleuze, al hachis, al Centro cultural que me presta su jardín al lado de las venas de la ciudad de Sao Paulo, a Ángel y Daniela y a sus lindos paisajes...

sábado, julho 05, 2014

Explicaciones del origen social del mal en la obra de los materialistas franceses del siglo XVIII

Preámbulo (En torno a la intervención de Antonio Sánchez en el curso de verano de Ávila titulado El dolor del mundo. Una mirada filosófica)

El hombre absurdo. Gente, el hombre absurdo. José Ingeniero escribía a comienzos del siglo XX sobre el hombre mediocre. A partir de Auswitch, el nihilismo creyente a ciegas en el progreso histórico empapa a una cultura que muestra sus propias lagunas a partir de lo que hay allí, la que se mide por la posible nada del infierno moral.
Comienza todo con el Estado Supranacional que nos dirija hacia una paz perpetua. En lLa historia muchos han sido ajenos al proyecto, como judíos, gitanos, intelectuales polacos o checos... La Modernidad ha devenido tal eficiencia en la maquinaria industrial que los funcionarios nos encargamos de nuestro propio exterminio a través del trabajo. En esto Hitler y Marx coinciden, ( Yo añadiría el Opus Del)...

Analizar las explicaciones del origen social del mal en la obra de los materialistas franceses del siglo XVIII

Se diferencia entre males humanos (leyes de la Naturaleza) y males morales (superstición). Para los materialistas ilustrados la causa de la superstición es la ignorancia de las leyes de la naturaleza. (Esta superstición es usada por los poderes despóticos a fin de someter a los hombres a través del estado de terror, dice Espinoza)



Holbach: (405) La fuente de los males son las ideas falsas que el hombre se hace acerca de la felicidad.

La autoridad de las instituciones conserva y aumenta el mal. Los males físicos provienen de la relación necesaria de las cosas entre sí.

Si las instituciones se están poniendo en cuestión, y con ellas nuestro modo de comportarnos, podríamos vislumbrar que esta segunda cuestión, la de nuestras acciones, nos lleva directamente a nuestra propia contradicción. En la teoría, muchos se llaman “anti-capitalista”, otros se dicen de izquierdas simplemente y maldicen al capitalismo. Pero en la práctica, todos somos capitalistas. Yo puedo no sentirme español, me puede dar igual que un D.N.I diga que soy de un país si entiendo la utopía como el final de los estados nación, incluido al que pertenezco, pero por mucho que lo desee, no puedo dejar de ser español en muchos sentidos. Así como cristiano, así como europeo, así como capitalista. En esta crítica acertada contra el capitalismo, me identifico tanto con el que critica como con el criticado:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=183341 "Ser anticapitalista hoy: una cuestión de sentido común"

Solo llego a la mayoría de edad con el vértigo que produce asomarse a las afueras de estos límites que nos aprisionan, y nos someten, en efecto, porque “los políticos se oponen a los progresos de la moral”. El abismo al que se ve abocada la especie habría de olerse como un motivo de gozo. Por desgracia, la saudade se hace presente antes de que, incluso, llegue la ausencia.

¿Decimos los filósofos que nuestros conciudadanos se hacen ideas falsas acerca de la realidad? Cada uno está tan determinado en cierto modo, que no me atrevo a poner ni un ejemplo de una sola persona de la cual se concluya que es feliz o no lo es. ( La FIB, felicidad interior bruta, es una medida que se usa en algunos ámbitos empresariales) Si este individuo responde con un “más o menos” un martes por la tarde a alguien que le cuestiona por su felicidad, no tenemos la garantía suficiente de que este mismo individuo nos responda de la misma manera el sábado por la noche o el domingo por la tarde o en cualquier otro momento de su vida. Lo más reseñable es que el propio individuo que responde puede no estar seguro de su respuesta, y responda cualquier cosa influenciado por su estado de ánimo en el momento de la respuesta. No hablo de autoengaño, quizás sí cierta ignorancia acerca de la propia felicidad en sí mismo, posiblemente debida al desinterés del mismo individuo por tal cuestión. Es más fácil quizás observar cómo los ciudadanos nos creemos libres porque cada cuatro años votamos y elegimos, o cooptamos, a alguien que ha de representarnos, para después arrepentirnos de nuestro voto o asquearnos de los partidos. Nuestras certezas a la hora de decidir lo que queríamos hacer con nuestras vidas se han quedado en el sobre ya depositado en la urna de la mesa electoral. Por lo que hablo con los demás, me parece que la felicidad no es una cuestión importante. Al menos no lo es hasta el punto de que llegue a cuestionarse como para iniciar un movimiento de cambio. Conozco gente que ha buscado su felicidad y lo cuestiona, todos conoceremos algunos. Pero no puedo decir de muchos que, a pesar de sus malestares, se sientan infelices; a lo mejor no lo demuestran y prefieren quedarse infelices en la ignorancia o la superstición, en la opresión ejercida por los políticos y todo el esquema jurídico-económico que sujeta el pacto social hecho entre estos embaucadores y aquellos mismos infelices. Aquí mismo la frontera entre el embaucador y el infeliz se ha diluido, y yo mismo dentro de ella, un problema añadido a la medición de la felicidad. Quizás el capitalismo cultural haya tenido mucho que ver en este alienamiento anestésico diluido en el que los individuos se conducen. Quien obtenga el conocimiento de la felicidad de los demás, y quien detente la fórmula para aplicársela a los humanos, estará acabando con los mismos.

Terrorífica, al respecto de tal conocimiento es la entrevista de Michiu Kaku, que no tiene reparos en calificar al loco según los movimientos de la parte izquierda y frontal de su cerebro. Me veo muy encasillado en la parte de los que necesitan tratamiento biogenético, ya que se apunta a la sociedad feliz, al advenimiento de otro género dentro de la especie, del cual yo ya no hago parte. Supongo que habréis visto ya la noticia, dejo un enlace del mismo (al que parece faltarle clausulas que el científico siempre adiciona a sus informaciones)

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-04-15/asi-sera-nuestro-futuro-todo-se-controlara-con-la-mente-y-seremos-inmortales_115601/

?Esta persiguiendo este científico reestablecer con la inmortalidad la sana relación que se desvirtuó con el pecado de Adán, aquel que nos hizo humanos, pues mortales, agotados por el trabajo, enfermos.... y con la humanidad, la privación de un estado del que gozariamos si no hubieramos comido del árbol de la ciencia del bien y del mal?

Helvetius: La ignorancia y el interés son el origen de los males del hombre.

Materialismo psicológico y materialismo sociológico. Los políticos se oponen a los progresos de la moral.

Meslier: Las religiones son errores usados por los políticos. Propone un materialismo en el que identifica el ser y la materia, donde “todas las cosas… se constituyen a sí mismas mediante el movimiento de las diversas partes de la materia que se juntan y se modifican diversamente en todos los cuerpos que componen”.


terça-feira, junho 10, 2014

John Cale & Brian Eno / Spinning Away




On a hill, under a raven sky
I have no idea exactly what I've drawn
Some kind of change, some kind of spinning away
With every single line moving further out in time

sexta-feira, junho 06, 2014

Brian Eno - Third Uncle



Alguien priva a otro del libre ejercicio de su actividad de autodesarrollo...and then it was you. Pensamos que podemos ser libres, algunos sueñan con el libre albedrío, pero seguimos en nuestros movimientos individuales y sociales leyes tan absolutas como la de los cielos y los astros, como sugiere Maquiavelo en Discurso sobre la primera década de Tito Livio...and then it was you. Habrá justicia cuando no nos privemos unos a otros del libre ejercicio de nuestra actividad de desarrollo...and then it was you. Esto se podría conseguir desde la neurobiología, y una filosofía de la ciencia y de la mente que haya llegado a la mayoría de edad para superar el gran último obstáculo: la ética...and then it was you

quarta-feira, junho 04, 2014

Es la ciencia inevitablemente reduccionista?



Pido perdón a la ciencia, a Jesús Zamora, a la filosofía...

De nuevo no, por favor, no vale la pena cargarse de nuevo a la espalda toda la carga de los pecados del mundo. Reducir los problemas. Que grata es la idea de que de lo que no se puede hablar, mejor permanecer callado. Las palabras habrían de ser demasiado certeras, los conceptos exactos o justos. Mejor justo un concepto? Sí, sin duda.

La postura fisicista afirma que todo lo que compone el mundo es lo que la física dice. Una postula fisicalista, simplemente, que todo lo que compone el mundo es físico. Alguién duda de ello? Naturalistas, reduccionistas, deterministas, de forma general y con excepciones, creerán que con la física y la química explicamos los eventos físicos, y como estos eventos son toda la realidad, el buscar el concepto justo, perceptivo, que represente el mundo (Me gustaría añadir que ese concepto justo también representa al alma y Dios)explicará la realidad. La realidad está presente, escapándose, de acuerdo, pero la sentimos y la escribimos o la leemos. Pero la ciencia la busca, inevitablemente, no cesará en su empeño. Es natural. Convencional también si se quiere. Porque Adán y Eva comieron del árbol prohíbido, el árbol del bien y del mal, el árbol de la ciencia. A partir de ahí comienza un mito, el del ser humano. Hoy ese mito es compartido con mitos de todo tipo, incluso científicos. Por que aún no me he enterado lo que un humano busca cuando hace ciencia, cuando es justamente humano. La filosofía es una parte de la ciencia, esta ya ha unido lo que nunca hubo de escindirse, la ciencia y la filosofía, la episteme y la epistemología. En esta identidad estructural lo normativo ya es asunto propia de una ciencia que si necesita a la filosofía, la necesita desde sus propias leyes empíricas.
Brian Eno relaja la existencia, fruto del pecado que creó al ser humano. Bendita la hora en que comimos la manzana del árbol prohibido. El nacimiento del ser humano, cuando el ser creado a semejanza de Dios, dejó de serlo, para volverse mortal, enfermo...es más fácil creer en otro mito, el de la evolución. Este último es mucho más preciso, exacto. Posee leyes y teorías que avanzan en su conocimiento, control y manipulación de la materia. El alma ya es un recuerdo ilusorio. Queda información, en los corazones, en la memoria, en la satisfacción de sentir los últimos suspiros de la más guapa de las madres...

sábado, maio 31, 2014

Ravi Shankar and Philip Glass - 1990 «Passages»




Los devenires solo pueden ser expresados en un estilo; no cuentan las palabras, se habrá de tratar un libro como un disco como "Passages", donde los conceptos no son más que sonidos, colores e imágenes: intensidades.
Un estilo: propiedad de los que se dice que no tienen estilo .
Definición  de estilo: "Los libros bellos están escritos en una especie de lengua extranjera" (Proust)
Tartamudear, ser como un extranjero en su propia lengua, una cuestión de devenir minoría, a fin de inventar nuevas fuerzas y nuevas armas.
El estilo da a la escritura un fin exterior que desborda lo escrito.

Siguiendo a G. Deleuze y C. Parnet en "Diálogos"

domingo, maio 25, 2014

Diderot y su defensa de método de la física experimental frente a las matemáticas

Defensa de Diderot del método de la física experimental frente a las matemáticas.
“Hemos distinguido dos tipos de filosofías, la experimental y la racional. La una tiene los ojos vendados, camina siempre a tientas, coge todo lo que le cae en las manos, y encuentra finalmente cosas preciosas. La otra recoge estas materias preciosas, y trata de formarse una antorcha; pero esta pretendida antorcha, hasta el presente, le ha servido menos que los tanteos a su rival, como debía suceder. La experiencia multiplica sus movimientos hasta el infinito; está en acción sin cesar; emplea en buscar fenómenos todo el tiempo que la razón emplea en buscar analogías. La filosofía experimental no sabe ni lo que obtendrá, ni lo que obtendrá de su trabajo; pero trabaja sin descanso. Por el contrario, la filosofía racional sopesa las posibilidades, se pronuncia, y simplemente se detiene. Dice atrevidamente: la luz no se puede descomponer. La filosofía experimental lo escucha, y se calla durante siglos enteros; después de repente, muestra el prisma, y dice: la luz se descompone.” Diderot, De l´interpretation de la nature (1753).

El texto distingue la filosofía experimental de la filosofía racional, aunque por el encabezamiento del texto podemos deducir que la filosofía racional se refiere a las matemáticas, en concreto a las partes de la física que estaban matematizadas a mediados del siglo de las luces, o buscaban una estructura matemática para la teoría . Bajo “matemáticas mixtas” se usaba un término que se remontaba al siglo XVII con su empleo por parte de Bacon hacia “la perspectiva, la música, la astronomía, la cosmografía, la arquitectura y la ingeniería”. Eran estas matemáticas las que, ya en el XVIII, aplicaban los desarrollos matemáticos a la mecánica, acústica, astronomía geométrica, y como en el ejemplo de nuestro texto, a la óptica. Además, no implicaban ningún desarrollo experimental, ya que aun siendo mixtas, procedían de forma axiomático-demostrativa, como en Galileo, quien decía que los mismos principios que se aplicaban a la astronomía eran aplicables a las “cualidades primarias” que sí eran cuantificables de la física terrestre. No obstante, Galileo usaría el telescopio que el mismo patentó y a pesar de que la ‘nueva ciencia’ físico-matemática prescinde de los avances empíricos, pragmáticos y tecnológicos para privilegiar los grandes avances teóricos. Estas matemáticas mixtas se centraban en aplicar la formalidad matemática a problemas físicos previamente racionalizados, abstraídos y reducidos a condiciones ideales y cuantificables . Consistían en determinar abstracta y formalmente un modelo teórico que minimizara los problemas ontológicos y epistemológicos fundamentales. Frente a esto, Diderot piensa que solo nos familiarizamos con la realidad concreta mediante el uso del método experimental, rival de la metafísica y de la matemática, las cuales pretenden un orden de la naturaleza estático frente a la diversidad y la heterogeneidad que en realidad la caracteriza; en efecto, Diderot enfatiza la necesidad de que el pensamiento se mantenga abierto a nuevos puntos de vista, ya que todo cambia. Delimitar magnitudes medibles implicaba concentrar la atención en determinados parámetros del experimento, en detrimento de todos los demás, considerados “perturbadores” en el desarrollo de la prueba. “Matematizar suponía encerrarse en un corsé demasiado estrecho”, ya que todo se contenía en las premisas de un desarrollo matemático, negando la posibilidad de nuevos descubrimientos.
La revolución científica desde Galileo a Newton, aplicaba un modelo físico-matemático a ámbitos de la realidad con leyes y principios inconmensurables entre sí. No obstante, vemos que el propio Newton, por una parte simbolizaba la filosofía racional dentro de la tradición más teórico-matemática con sus Principia mathematica, pero por otra, recogía la tradición más empírico-experimental dentro de su Óptica, desde donde demostraba que la luz se descomponía, y hacía suyo el empleo de la física experimental con el uso del prisma. En el texto, de igual manera, Diderot parece otorgar la primacía del resultado a la filosofía experimental, la cual acaba encontrando “cosas preciosas”. La antorcha que la filosofía racional se ha formado con dichas cosas preciosas no le ha servido de nada. Pero aunque en el texto se rivalizan a ambas filosofías, la racional solo es criticada por nunca recurrir a los hechos, y sí que hay necesidad de conocer la matemática. Según J. Guinsburg, Diderot, a pesar de la influencia baconiana, tan visible en la envestida contra la matemática, no adopta integralmente la vía inductiva. Fiel a su vinculación racionalista, procura combinar inducción y deducción, intuición y reflexión, visión y previsión. Trata de explorar en profundidad la investigación experimental, sin perder el horizonte de la hipótesis teórica, pues la primera sin la segunda es miope, y la segunda sin la primera es estéril.
También, por su parte, se puede entender a la filosofía experimental como física experimental, términos casi sinónimos, y a diferencia de la física de la época, a la cual se la llamaba de filosofía natural. Pero durante el setecientos sería más conveniente hablar de filosofías naturales, con sus renuncias “a la profundización de las causas y una valoración de los efectos por la vía matemática”, unidas a la opción personal implicada de las diferentes concepciones religiosas de la época. Diderot desea llevar a sus lectores a desconfiar de todo y cualquier sistema antes de adoptar alguno, a fin de evitar que la filosofía natural, la filosofía de las ciencias, sea perjudicada por la prevención sistemática. Que un hombre no es una máquina, que la naturaleza no es Dios, que una hipótesis no es un hecho: estos son los principios con los que Diderot saluda al joven estudiante de la filosofía natural . Tradicionalmente, el término “física” era el estudio de la naturaleza por sus causas, englobando cuestiones relacionadas con el mundo orgánico. Desde Bacon, se trataba de “establecer mediante experimentos leyes que gobiernan el mundo inorgánico” ; el trato restringido de la física experimental hacia la naturaleza inanimada es propio de una disciplina de la medida, pero no del modelo matemático, siendo los grandes temas de la nueva física experimental el calor, la luz, la electricidad y el magnetismo. No obstante, en Europa existía ya un escepticismo ecléctico tanto frente al sistema de Descartes como al de Newton. La labor experimental trataba, en una primera fase cualitativa, mostrar los fenómenos. En una segunda etapa, se hacían mediciones cuantitativas, para finalmente, en una tercera etapa allá por 1770, hacer al experimento dependiente de la teoría, atendiendo “a todos los elementos que pudiesen influir en los resultados”. En “Sobre la interpretación de la naturaleza” planea la polémica que Diderot mantuvo con su colega D´Alembert, quien se inscribe dentro del proceso de tratamiento unificado de lo real a través de su matematización, abstracción y racionalización ideal, la cual, no obstante, olvida los aspectos más experimentales. A esa dirección se opone Diderot, más biologicista, vitalista y valorador de lo experimental. En la Enciclopedia, el término “Ciencia” sigue más la línea de D´Alembert. Tras la retirada de este de la Enciclopedia, obra central del siglo de las Luces, e incluso en reacción a este y su Discurso preliminar, resultó la elaboración de Sobre la interpretación de la naturaleza, lo que podría ser considerada como la verdadera síntesis filosófica y guía metodológica de la Enciclopedia. Dice Magnólia Costa que en Sobre la interpretación el combate a la obscuridad es el mayor problema del pensamiento científico. Concuerdo con la autora en que los temas de dicha obra se presentan de manera desordenados: conjeturas sobre magnetismo y electricidad, sobre choques y elasticidad, ya desde una posición de investigación positiva. Una impresión del lector puede ser que Diderot usa un recurso por él mismo condenado: el de la abstracción. Pero, en sintonía con el devenir de la historia de la ciencia, el enciclopedista entiende a la materia como heterogénea, capaz de producir la diversidad de los fenómenos que observamos en la naturaleza. Esta noción heterogénea será esclarecida por la química, ya en un escrito más avanzado, Principios filosóficos sobre la materia y el movimiento, alcanzando a la crítica de la filosofía cartesiana. También en Sobre la naturaleza, Diderot ve en la idea de prototipo el origen de todos los seres y la toma por el modus operandi de la naturaleza, idea que será substituida en el Sueño de D´Alembert por la generación espontánea.
Nuestro texto muestra la insistencia en el método experimental para la ciencia y filosofía. En su De la interpretación de la naturaleza, Diderot se equivocaba al pronosticar que la ciencia matemática se detendría pronto, ya que “la matemática está limitada por sus conceptos, y es incapaz de darnos trato directo con realidad concreta”. Esta postura es contraria a la de Condorcet, quien creía en el progreso ilimitado no solo en la ciencia moral sino también en la ciencia física, y hasta en la matemática. A partir de 1760 el “espíritu geométrico” apoyado en el álgebra se difundía sobre las diferentes ramas del saber,” trasvasando el método de las matemáticas a todas las esferas de la actividad humana”. La estadística se convertía en una herramienta para el control y la gestión gubernamentales, alcanzando la población, la higiene pública y los recursos naturales. Las ciencias sufrieron una transformación. Aquellas que ya estaban matematizadas como la astronomía, conocieron un refinamiento en los instrumentos. En la arquitectura o la construcción naval se desarrollaron el espíritu racionalizador .
Según Paul Verniere, para Diderot, la filosofía es una ciencia positiva, fundada sobre hechos, elaborada por la experiencia…amontonado confuso sin la hipótesis…Son hipótesis o conjeturas lo que él propone en Sobre la interpretación de la Naturaleza… . Si nos vamos hasta la Enciclopedia, y a lo largo de ella nos detenemos en el artículo “arte”, se encuentra el mismo esfuerzo por emancipar las artes mecánicas que leemos en este texto comentado. En el artículo “arte”, Diderot distingue el arte de la ciencia por el objeto formal, distinción correlacionada a la filosofía experimental y la racional: esta última es una ciencia, y la experimental, cuyo objeto es ejecutable, es un arte. El gusto por la experimentación determina un arte, emanada por el espíritu científico, que descubre cosas útiles, mientras que el gusto por la abstracción, emanado del espíritu sistemático, determina la ciencia racional, la cual aleja al hombre de la naturaleza. Lo que Sobre la interpretación de la naturaleza propone es un método basado en la observación de la naturaleza, en la reflexión y en la experiencia: “La observación recoge los factos, la reflexión los combina y la experiencia verifica el resultado de la combinación” . Según estas palabras, filosofía racional y experimental se juntan a la hora de desarrollar el método diderotiano, el cual confiere a la experiencia el papel de corroborar o destruir las hipótesis, ya que esta hipótesis aparece como elemento racional del método. Todo esto puede contraponerse a lo que F. Copleston escribe sobre Diderot, para quien en ciertas circunstancias no hay despilfarro mayor que la preocupación por el método – en referencia a la botánica- No hacemos más que perder el tiempo cuando intentamos descubrir algún método universal que sea aplicable a todas las ciencias. Es absurdo suponer que el método aplicable en matemática es aplicable también en botánica . Esta segunda crítica va dirigida al espíritu sistemático que marca el pensamiento de algunos naturalistas, principalmente, la filosofía de los metodistas Maupertuis y Linné. Pero lo que precisamente aparece en Diderot son contraposiciones, las cuales no solo formaron parte de su pensamiento sino también de su propia existencia; ambigüedades que han sido, por fortuna, revistas y renovadas tardíamente con Goethe o Hegel primero, y a lo largo del siglo XX, con autores como Ilya Prigogine o Jean Mayer, quienes rehabilitaron la escritura filosófica y científica de Diderot, en la bibliografía de un personaje considerado por Windelband “el microcosmos del mundo ilustrado” , personaje que sintetiza el deísmo, el escepticismo y el ateísmo, ambigüedades vivenciales de la, al mismo tiempo, vida burguesa y bohemia de Diderot. Filósofo, dramaturgo, creador de salones, se puede decir de Diderot, como de su amigo Rousseau, que apuntan a perspectivas proto-románticas, ya que ambos sometían a dura crítica a la propia Ilustración, en parte desde ella misma. La razón, la ciencia y la cultura, forman el legado ilustrado, progreso humano de emancipación intelectual, junto al vitalismo, diálogo y paradoja, ejercicio dramático de quien hace de la filosofía, arte y ciencia pretextos de conversación con la vida y sobre la vida.

quarta-feira, maio 14, 2014

El sentido de la vida sin apelar a la religión

¿Puede tener la vida humana sentido sin apelar a la religión?

1.
Se busca una respuesta afirmativa ante la pregunta fundamental: sí, sí puede tener la vida humana sentido sin apelar a la religión. Bajo tal pretensión, se acude a Kant, tanto por la preeminencia de fundamentar tal tentativa a lo largo de su obra, como por su planteamiento ante la compatibilidad o no de la visión religiosa del mundo con la autonomía ética. Con la Crítica de la razón pura se imposibilitaba el demostrar teóricamente, entre otros asuntos de calado en la metafísica occidental, a Dios y la libertad humana. Pero si la razón en su uso teórico no podía pronunciarse sobre estos asuntos, sí que se podían ser postulados por la razón en su uso práctico.
La primera formulación del imperativo categórico kantiano trata el imperativo de la universalizabilidad, “obra solo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en una ley universal”. Expresión filosófica de la “regla de oro” moral, la misma nos incita a no hacer a los demás lo que no quisiéramos para nosotros. El primer hándicap se encuentra en que dicha “regla de oro” está presente en la mayoría de las tradiciones religiosas, por lo que la vida humana bien que podría estar apelando en cierto sentido a la religión, o a los valores que esta detentaba, ya desde Confucio, “lo que no deseas para ti, no lo hagas a los demás hombres”, pasando por el judaísmo, con el Rabino Hillel, quien además de condensar lo nuclear de todas las religiones en su "sé bueno, hijo mío", con esta fórmula transformaba la regla de oro afirmativamente, hasta la posterior modernización y secularización de esta regla, que a partir de Kant se irá concretando; valga el ejemplo de cómo lo dice M. Fraijó “trata a los demás como desees que te traten a ti”. Como se ve, es difícil dilucidar donde se encuentra la frontera de la religión a la hora de fundamentar una ética que otorgue sentido de la vida humana. Sobre ello, José Gómez Caffarena sostenía que Kant habría encontrado el modelo del imperativo categórico en la legalidad científico-natural, la cual trata de establecer regularidades universales. Pero si preguntamos por qué los humanos debemos emular esa legalidad, la respuesta habría de buscarse en el “reino de los fines”. Por tanto, la razón de la legislación universal se encontraría en la básica igualdad moral de todos los seres humanos, que impediría tratar a alguno de ellos como un simple medio para nuestros fines, condición que otorga a los hombres un valor interno o dignidad. El segundo hándicap aparece en la misma autoproclamación de los hombres como fines en sí, algo que dista de ser obvio, y que consigue que el mismo Kant, según Caffarena, acabara renunciando a una fundamentación en sentido estricto, o que Hegel denunciara la falta de respecto del hombre sobre sí mismo ante su promoción por él mismo a la posición más elevada. SI Hegel seguía la tradición cristiana, baste citar a Nietzsche para encontrar otro autor que, ya fuera de los límites que la religión le pudiera imponer, considerara una majadería la universalidad de la dignidad humana.
Ante tal panorama, el de la “muerte de Dios”, el mismo Nietzsche quería condenar lo tremendo de tal asesinato, puesto que no se podían mantener los viejos ideales sin el sol que los sustentaba: ese acontecimiento conllevaba el desmoronamiento de “toda nuestra moral europea”. Con esa conciencia, Nietzsche criticaba el ateísmo trivial de lo que no quieren hacerse cargo de lo que en la cuestión de Dios está en juego. Desde la aurora que deja vislumbrar una transvaloración de todos los valores, hoy aún nos encontramos en la tesitura de fundamentar una moral que ni cuente con un concepto normativo de naturaleza, ni apele a un Dios garante de la moral. O tal vez, como Caffarena hizo durante su vida filosófica, fuera más fácil construir un sentido a la vida humana sin separar fe y razón, uniendo la religión y la Ilustración.

2.
La historia moderna ha conocido muchos fracasos en temas de sentido y esperanza. Los hombres suelen evocar lo que más les falta , en sintonía con la afirmación de Kolakowski según la cual, la pregunta por el sentido de la vida se convierte en obsesiva en épocas en las que la propia vida se ve como problemática; cuando la vida es satisfactoria su sentido no se cuestiona. Para decirlo con diversos autores, cuando una etapa histórica tiene como eje de debate reflexiones conceptuales, estamos en un periodo de cambio. Esto no aclara si tales debates pertenecen a la vida cotidiana o se insertan en discusiones más académicas. Para Pablo Ródenas, la política ha de partir de la problematización de la realidad social, entendiendo que enfrente de los nuevos retos, la filosofía política ha de arrancar de la problematización intelectual de esa previa problematización existencial, porque los seres humanos vivimos de forma a-problemática. En esto, además de la herencia de aquella “sociedad insociable” en la que Kant se movía, se observa que cualquier individuo dispuesto a la crítica y a la reflexión ya actúa como cabeza filosófica. Estas son características del primer imaginario-político que se dio en Grecia, dotando de pleno sentido la vida de los ciudadanos de la polis. Regresando a Kant y a nuestra modernidad, inmerso en el momento constituyente de la Revolución Francesa, Fernando Quesada considera a la articulación de dicho periodo como un segundo imaginario filosófico-político. En nuestra contemporaneidad, la nueva situación socio-política acumula problemas con capacidad de conmoción suficiente como para introducir el desorden en el sistema establecido, cuyas virtualidades desestructurantes se reincorporarían al precio de una elevación de conciencia: la de un tercer imaginario filosófico-político.
¿Se está creando un nuevo imaginario filosófico-político que dote de sentido la vida humana? Quizás aquí, para la cabeza filosófica, nunca haya épocas inofensivas en temas de dolor y sinsentido. Heidegger considerara el mundo de la vida cotidiana como el mundo de lo impersonal, para acabar relacionando al ser-ahí con los demás, pero a través de la cháchara y la ambigüedad, característica esta básica en la cotidianeidad. En Heidegger, la vida cotidiana es la vida inauténtica, la vida sin sentido. El existencialismo francés será el que explote este sin sentido heideggeriano de la vida cotidiana. Para Camus, el absurdo surge en la escisión entre hombre y mundo, aunque esta escisión solo sea intuida en la vida cotidiana. La vida cotidiana es inauténtica pero el mantenimiento en el interior de dicha vida cotidiana hace que no se plantee el problema del sentido de la vida. La inmersión en la comunidad impide que se plantee la pregunta fundamental, la del para qué de la vida. Ambigüedad de la vida cotidiana, que parece dar sentido, y al mismo tiempo, impide que uno se pregunte por el sentido en sí.
Jean Luc Nancy remite a esa comunidad, como perdida, la que trata de alguna edad perdida en que la comunidad se tejía con vínculos estrechos, que se daba a sí misma en sus instituciones, en sus ritos y en sus símbolos, la representación o la ofrenda viviente de su propia unidad. El autor francés propone como tarea interrogar esta dislocación de la comunidad que constituye la experiencia de la modernidad. La conciencia de esta dislocación es la sociedad reconocida como la degradación de una intimidad comunitaria y que produce al ciudadano de una libre comunidad soberana. Su sospecha de la conciencia retrospectiva de la pérdida de la comunidad y de su identidad, se debe a que la misma pareciera acompañar a Occidente desde sus comienzos: Occidente se ha entregado a la nostalgia de una comunidad más arcaica, a la añoranza de una fraternidad. Nancy no se corta en su veredicto:
Nada se ha perdido; y por ello nada está perdido. Los que andan perdidos somos nosotros mismos, sobre quienes el “vínculo social” recae como la red de una trampa económica, técnica, política, cultural. Enredados en sus mallas, nos forjamos el fantasma de la comunidad perdida


3.

Dice M. Fraijó que determinadas preguntas carecen de respuestas, y que esta parece ser la mejor incitación a la filosofía misma. Junto a cierta “docta ignorantia”, tal incitación hace que, en muchos casos, se deje la última palabra al misterio. Wittgenstein, por ejemplo, hablaba sobre su primera experiencia ética como la del asombro ante la existencia del mundo: “Me asombro del cielo sea cual sea su apariencia”. El asombro, la admiración o el estupor, son sentimientos que surgen de cuestiones que ponen el mundo en cuestión, de manera que no existen soluciones precisas a las mismas. La cuestión del sentido último de la vida, por tanto, no se puede tematizar de la misma forma que sí lo hacen otro tipos de cuestiones que caben calificarse como “problemas”.
La concepción de la religión de Rudolf Otto como “relación con lo sagrado” nos determina la existencia sagrada como uno de los polos en una tensión que se da entre la misma y la existencia profana. Otto define lo sagrado, justamente, como “misterio tremendo y fascinante”, ambivalencia que caracterizaba asimismo lo sublime en Kant. Nuestra problemática vital conceptualizada desde el misterio nos lleva a la realidad experimentada en la vida cotidiana, pero contemplada desde una ruptura de nivel desde donde lo conocido pasa a suscitarnos asombro. Tal ruptura religiosa llevaba a Metz a definir la religión con un solo término: interrupción. Algo similar ocurre, además de en la religión, en la filosofía y en el arte, cuando interrumpen la manera habitual de ver las cosas y el hombre las contempla de un modo nuevo. Con esta ruptura, la experiencia artística o la religiosa quiebran el mundo cotidiano para llevarnos a la esfera de lo sagrado. En esta esfera el hombre trata de asegurarse su propia realidad con una cercanía a lo sagrado, y también teme salir de sí y “perderse” en un plano superior a su condición, por lo que desde la misma experiencia de lo sagrado recae en la profanidad y lo cotidiano.

4.
Esta interrupción por parte de la religión, la filosofía y el arte tienen cierta similitud con las objetivaciones fundamentales de la vida humana, según G. Lukács en su Estética. El reflejo científico y el reflejo estético se constituyen a partir de las necesidades de la vida cotidiana, de la que se van diferenciando, adquiriendo autonomía. Tal reflejo se entiende como una refiguración de la realidad por parte de los sujetos cognoscentes que aportan sus peculiaridades a dicho reflejo, el cual incorpora el estado histórico determinado de la ciencia de la época, y además está influenciado por las necesidades de dichos sujetos. Para el pensador húngaro, la cuestión a tratar es cómo, a partir del suelo común de actividades del hombre, se han desprendido las formas superiores de objetivación, el arte y la ciencia, consiguiendo una independencia relativa, lo cual parece haberse dado a través de una dúplice interacción con la realidad cotidiana. Sin embargo, el punto que aquí me gustaría añadir es que Lukács incluye a la religión como una forma de objetivación, al menos en la consideración que de ella hace a lo largo de su Estética. Para señalar una de las diferenciaciones entre arte y religión, cita a Feuerbach: “la religión es poesía. Sí, lo es. Pero con la diferencia respecto del arte, que el arte presenta a sus criaturas como criaturas del arte, mientras la religión presenta a sus seres imaginarios como seres reales”. El tratamiento que Lukács le da a la religión en su Estética le lleva a presentarla, primero como creadora de objetivaciones institucionales: estas cubren desde las funciones fijas del curandero hasta las Iglesias universalistas. Estas objetivaciones institucionales presentan rasgos emparentados no solo con los de las organizaciones sociales sino con los de la misma ciencia. En resumen, lo que le interesa esbozar a Lukács es la proximidad estructural de las objetivaciones religiosas con la cotidianeidad, llegando a un momento decisivo: el de la vinculación de la teoría con la práctica, vinculación que es tomada como el rasgo esencial de toda “verdad” religiosa. Lukács considera que es la teología la que culmina supremamente la antropomorfización, la “conciencia sin espíritu”.
La relación de la religión con la vida cotidiana es la de registrar el primado de la fe sobre la prueba de sus objetos, primado de la subjetividad sobre cualquier objetividad fáctica, científica o artística. La religión y la cotidianeidad, ambas, absolutizan la trascendencia. Por otro lado, el conocimiento científico sirve para mover a los hombres a obrar sobre la base de una consideración objetiva y sin prejuicios de los hechos y de las conexiones entre ellos. Esta tendencia obra también en la vida cotidiana: actitud científica o actitud religiosa, el choque en realidad tiene el sentido en la vida cotidiana de si el dominio humano de la realidad puede tener lugar sobre una base antropormofizadora, teleológicamente centrada en el hombre, o si exige un alejamiento mental respecto de dichos momentos.
El reflejo religioso, conscientemente antropormofizador, pretende la validez de los productos de su reflejo como realidades absolutas. En el momento en que se retira esa pretensión, la religión ha dejado de existir como tal religión. La vida cotidiana se rige, no obstante, por valores como el pragmatismo, la imitación etc., que dan lugar a un entorno seguro aun sin religión aparente. Simmel lo describe así : «La relación del niño piadoso a sus padres; la del patriota entusiasta a su patria o la del también entusiasta cosmopolita a la humanidad; la relación del obrero a su clase en ascenso, o la del orgulloso noble a su estamento; la relación del sometido a su dominador, bajo cuya sugestión vive, o la del auténtico soldado a su ejército: todas esas relaciones, de contenido tan infinitamente vario, pueden tener, desde el punto de vista formal de su aspecto psíquico, un tono común que debe calificarse de religioso».
Lukács, y algunos de sus discípulos de la Escuela de Budapest, como A. Heller, darán un giro a la vida cotidiana, recluida por Heidegger en el ámbito de lo inauténtico. Aunque reconocen la alienación y la reificación, admiten una vida auténtica en lucha por la desalienación propia y de los otros: es el momento de la desantropomorfización, la cual solo se alcanza en el nivel de la ciencia. Considerando que la vida cotidiana no está condenada a la inautenticidad, es posible llevar una vida cotidiana con sentido si se es capaz de conectarla con las objetivaciones de la vida humana: la ciencia, el arte y la filosofía, así como con la esfera de la vida política. Elevarse por encima del comportamiento cotidiano, conectando con las objetivaciones genéricas a fin de salir de la particularidad para llegar a lo universal. La vida con sentido se lleva a cabo si se niega la situación del absurdo mediante la revuelta subjetiva frente a ella.
Alan Badiou, clama en su Manifiesto por la filosofía: ¿Por qué la filosofía rehúsa la libertad y el poder que una época desacralizante le propuso? La desantropomorfización de Lukács recoge esa herencia que desacraliza la realidad, aunque al mismo tiempo critique la inautenticidad de la vida cotidiana que la conforma. Si algunos, como G. Vattimo o José Gómez Caffarena, unen religión e Ilustración con vistas a encontrar un sentido positivo entre tanta maldad, otros como Lukács pretenden escindir esta sociedad, dejando la religión fuera de los ámbitos donde se puede producir alguna “verdad”. Acude a la ciencia, como Badiou, aunque este último parece reconciliarse con la de su época, a diferencia de Lukács que critica fuertemente la filosofía de la ciencia. Pero en ambos casos, la ética, o la filosofía sí es posible, para dar algún sentido a la vida humana sin apelar a la religión.